En una colaboración conjunta con Muerdo, Miss Bolivia presenta “Amor”, una canción que hilvana sonidos urbanos y pulso latino para invitar a reconectar con el sentir en un mundo frenético donde la guerra y el odio son moneda corriente. “El amor es una apuesta revolucionaria”, argumenta la cantante, compositora, productora y DJ argentina que fusiona cumbia con hip hop, dancehall con electro reggae y pop con lo digital y los ritmos originarios y planea regresar a Europa con su inminente cuarto disco.
¿Cómo y por qué se te ocurrió hablar del amor como resistencia en tiempos en los que priman las guerras, el clasismo, la discriminación por sexos y por etnias, entre otros males inspirados por el odio?
Sentí imperativo traer el amor a la conversación en estos tiempos donde el odio y la guerra se transforman en moneda corriente. El amor como apuesta revolucionaria, se presenta como la clave y el antídoto para comenzar a desarmar las estructuras de opresión que organizan al mundo actual e históricamente. La tolerancia y la celebración de las diferencias van de la mano con el amor como forma de resistencia.
¿En algún momento de tu carrera encontraste algún obstáculo como consecuencia de tu activismo en temas como los derechos individuales, la violencia de género o laconcienciación sobre los recursos naturales?
Cuando te expresas sobre ciertos temas, siempre hay y va a haber resistencias de parte del statu quo. Las mismas dinámicas que generan vulneración de derechos, sistemáticamente reaccionan para conservar su lugar en el poder y se resisten al cambio. El proyecto Miss Bolivia tiene ya 15 años y a lo largo del tiempo han aparecido obstáculos en sus distintas aristas que, a través de la música misma y la palabra, fuimos “cintureando” y avanzando. La potencia de la palabra no tiene comparación.
Cuentas con una laureada carrera en un contexto musical en el que la mujer tiene más protagonismo que en tiempos pasados, ¿este protagonismo es suficiente para romper el techo de cristal?
Es importante que se continúe moviendo y rompiendo el techo. Tiene que ver con una lucha histórica que nos precede y nos sigue convocando. El protagonismo o más bien, la mayor visibilidad de la mujer y las disidencias en la escena y la industria de la música, es parte de un movimiento de ecualización y balance necesarios que estaban pendientes. Se ha trabajado mucho de manera transversal y colectiva para comenzar a desarticular la molécula patriarcal en el ámbito de la música. De todos modos, estamos en el camino y falta mucho por recorrer.
