Nuevos caminos a Compostela

Todos los caminos llevan a Compostela, al igual que en la Edad Antigua, todos llevaban a Roma. Hace cuarenta años, si se preguntaba por los caminos a Santiago, la inmensa mayoría conocían dos o a lo sumo tres: el francés, que viene desde Roncesvalles; la Vía de la Plata, que arranca en Córdoba y en Sevilla y entra en Galicia por la portilla de La Canda y el Portugués, que cruza a Galicia por Tui y llega a Santiago pasando por Redondela, Pontevedra y Caldas de Reis. A partir de la década de 1990, y de manera especial en este siglo, a medida que fue creciendo el número de peregrinos a Compostela también lo hizo el número de rutas por las que discurrían sus viajes: a pie, a caballo, en bicicleta… La mayoría tienen un largo recorrido histórico que en los últimos años se ha ido recuperando y en esa labor de recuperación, están trabajando ahora de manera más acentuada en dos rutas históricas que discurren por la provincia de Ourense: el Camino de San Rosendo y de la Rainha Santa y el Camiño Miñoto, también conocido como “Camiño do Viño” porque cruza la región vinícola del Ribeiro y comparte trazado con la ruta de los arrieros que llevaban el vino desde Ribadavia hasta Santiago a lomos de sus mulas. También es conocido como “Camiño Miñoto-Ribeiro”, al desviarse hacia el Este para entrar en dicha región vinícola, en contraposición con las variantes que, todavía en suelo portugués, se inclinarían a seguir la ruta hacia el Oeste y desembocar en el camino portugués tradicional que cruza el Miño por Valença y Tui. San Rosendo La variante sanabresa de la Vía de la Plata-Camino Mozárabe, que es la que entra en Galicia por A Mezquita, es el gran tronco al cual se enlazan los dos nuevos caminos. Dos asociaciones defienden y tratan de documentar sus respectivos trazados. En el caso del Camino de San Rosendo e da Rainha Santa, ya estaba documentado por la consellería de Cultura desde 1993, año en el que se publica el libro “Camiños portugueses de peregrinación a Santiago”, en el que se recogen los tramos gallegos de dichas rutas y entre las cuatro que documenta se encuentra este camino, cuyo punto de partida es Braga y sigue el itinerario de la Via Nova o Vía XVIII desde la que fuera capital de la Gallaecia hasta los Baños de Bande en San Xoán de Portoquintela, allí donde se encuentra la mansión de Aquis Querquernis. En su descripción, fija un primer tramo en tierras ourensanas desde Portela de Homen, en la frontera con Portugal, hasta los Baños de Bande. 28 kilómetros de recorrido que llevarán al peregrino por Riocaldo y Lobios, donde existe un albergue, y la iglesia de Santa Comba de Bande. El segundo tramo, entre los Baños de Bande y Celanova es de 15 kilómetros y atraviesa las tierras del municipio de Verea. El último tramo, entre Celanova y Ourense, de 26 kilómetros, pasa por Vilanova dos Infantes y luego cruza el municipio de A Merca hasta entrar en el de Ourense. El escritor e investigador Antón Piñeiro recuerda que hay distintas variantes en algunos fragmentos del trazado, que cruza los ríos Arnoia y Barbaña y viaja durante largo tramo en paralelo a los ríos Caldo y Limia. Su descripción en 1993 dejó sin embargo en el aire su inclusión formal en la lista oficial de caminos compostelanos. Pero no en el registro de caminos naturales del Ministerio de Agricultura, que lo tiene incluido como parte del catálogo de caminos naturales, con una primera etapa, dentro del Camino Natural de la Via Nova y la otra, en el Camino Natural de San Rosendo que llegaría hasta Mondoñedo, siguiendo la ruta que el santo tomó para ser nombrado obispo de Mondoñedo. El segundo personaje histórico que se vincula a este itinerario es la Rainha Santa. Isabel de Aragón y Sicilia, casada con el rey portugués Don Dinís, cuya vida se desarrolló entre los años finales del siglo XIII y los primeros del XIV es conocida por su vida piadosa, que contrastaba con la de su augusto esposo –que tuvo siete hijos naturales además de los dos que le dio la reina española. Al enviudar, hizo dos peregrinaciones a Compostela. En uno de ellos hizo entrega de su corona real al obispo compostelano a cambio de unos sencillos hábitos de monja de la orden de las clarisas, que vistió al ingresar el un convento en Santarem. Tiempo después se iría a otro convento a Coimbra, donde falleció y fue enterrada con el bordón de peregrina. La tradición cuenta que en la segunda peregrinación siguió este camino interior, que la acercaría hasta Ourense y de ahí, continuaría por el Mozárabe hasta llegar a Compostela, a diferencia de la primera, en la que siguió el camino portugués que entra por Tui. Recientemente se ha constituido la Asociación de Amigos del Camino de San Rosendo, que engloba a colectivos de los 13 municipios por los que discurre, con idea de finalizar en este Xacobeo 2021 lo que había quedado sin terminar desde hace 27 años. Camiño Miñoto El segundo trazado tiene muchos elementos en común con el primero, al menos en sus primeras etapas. Sigue, con distintas variantes, un recorrido por territorio portugués desde Braga y cruza la Reserva de la Biosfera Transfronteriza, Gerês-Xurés. Vila Verde, Arcos de Valdevez, Ponte da Barca, Monção y Melgaço son los municipios portugueses por los que discurren sus ramificaciones. Una de ellas entra en la provincia de Ourense por Cortegada, desde Melgaço, mientras que otra lo hace por Lobios, Entrimo y regresa a tierras portuguesas del municipio de Melgaço por sus tierras altas de Castro Laboreiro, para luego seguir hacia Padrenda, Pontedeva, Cortegada, Arnoia y de ahí a Ribadavia desde donde deja el curso del Miño para seguir el del Avia por Leiro y Boborás hasta dejar la provincia de Ourense en Beariz y entrar en la de Pontevedra por Soutelo de Montes, en Forcarei y llegar al Camino Mozárabe en la frontera entre A Estrada y Vedra. Un total de 24 municipios participan del diseño de esta ruta jacobea, seis de ellos portugueses y 18 gallegos, 13 de los cuales son de la provincia de Ourense, 2 de Pontevedra y 3 de la de A Coruña, incluido el destino final, Santiago. El Camiño Miñoto Ribeiro no solo cruza esta región vinícola. En su trazado pasa por la portuguesa de Vinho Verde, atravesando tres subregiones: Cávado (en la que se encuentran Braga y Vila Verde), Lima (Arcos de Valdevez y Ponte da Barca) yMonção-Melgaço, la más septentrional, que tiene el Miño como frontera. Tras dejar Ribeiro, en su último tramo se acerca a otra comarca vitivinícola, la del valle del Ulla, incorporada este siglo a la DO Rías Baixas como su quinta subzona. No es casualidad el vínculo del vino con esta ruta, ya que en parte sigue el camino que llevaban los arrieros con sus recuas de mulas, cargadas de odres de vino del Ribeiro a sus lomos para abastecer a Compostela. Historia, vino y agua Uno y otro camino aportan nuevas experiencias para los peregrinos y la oportunidad de realizar itinerarios alternativos. Instituciones y municipios tienen ahora a su cargo la señalización y la dotación de elementos de apoyo a los peregrinos en unos recorridos que fueron trazados por la naturaleza, siguiendo el curso de ríos y valles más llevaderos, por los romanos, por la costumbre y la necesidad de moverse acumulada durante siglos desde la Edad Media y por testimonios de viajeros ilustres que han quedado documentados, como es el caso de San Rosendo, en épocas en las que a veces el viaje se realizaba por caminos confusos o una desviación era fruto del azar. Los tres caminos portugueses que desembocan en la provincia de Ourense, el de Chaves y los dos que se incorporan este año, tienen en común que agrupan la mayor concentración de aguas termales de toda la península Ibérica en sus espacios fronterizos. Chaves, con Vidago, y Verín, en el primero, el más antiguo. Terras de Bouro, Monção, Melgaço, Lobios, Bande, Cortegada, Arnoia, Ourense, Ribadavia, Castrelo de Miño, Leiro, O Carballiño y Boborás, en el Miñoto y el de San Rosendo. Prácticamente, en cada etapa hay o un balneario o una fuente termal, al menos hasta dejar la provincia de Ourense. A ello se une el gran patrimonio natural, con la reserva de la biosfera transfronteriza y el monumental, con auténticas joyas de la arquitectura religiosa, muchas de ellas catalogadas como monumentos nacionales, como la iglesias de Santa Comba de Bande y San Miguel de Celanova, dos templos prerrománicos que ya existían antes que la propia Compostela.