NATURALEZA

Pazo de Santa Cruz, un viaje en el tiempo a la Galicia Ilustrada

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photo_camera El Pazo de Santa Cruz demuestra la Galicia más natural.

Conocido por su reputada producción de camelias que exporta a todo el mundo y por su anterior propietario, el pazo de Santa Cruz de Rivadulla  conserva en sus 41 hectáreas todos los elementos de la Galicia agraria e ilustrada

Tras los muros que rodean las cuarenta y una hectáreas del Pazo de Santa Cruz de Rivadulla, en Ortigueira (Vedra) se esconde un viaje al pasado. Al de los pazos de la nobleza agraria que hacían de su propiedad un territorio autosuficiente. Pero también al de un jardín botánico singular, único en Galicia. Un jardín salvaje, plantado siguiendo un trazado en el que el sentido racional y estético se imponía sobre la naturaleza, pero en el que la naturaleza al cabo de siglo y medio, terminó por recuperar el mando.

El edificio principal es de sobria planta, con la capilla anexa. Una capilla que ejerce de parroquial de Santa Cruz de Rivadulla. El topónimo aparece a veces escrito con b, pero el marquesado y el pazo llevan la v desde hace siglos.

Si se contempla desde la fachada Este, el pazo tiene el aspecto de una casa grande, una sencilla, limpia y gran vivienda desde la que se controla una granja con vacas y, hasta hace poco tiempo quesería, y una explotación agraria de variada producción: el viñedo en emparrado sirve para perfilar distintas parcelas. Una retícula de olivos forma las avenidas de acceso a las fincas más grandes. Pero no son solo un marco de límites. La cosecha de aceitunas proveía de aceite al pazo de manera generosa. Hoy, esos "carreiros das oliveiras" se han convertido en espectaculares paseos umbríos que figuran entre los conjuntos arbóreos más relevantes de Europa.

3_pazo_de_santa_cruz_helecho_arborescente_resultY es que los tesoros del pazo no están en los salones y estancias del edificio, sino plantados desde hace cientos de años en su entorno. Algunos de sus árboles constituyen ejemplares únicos, como  los camelios primigenios, que son incluso anteriores al diseño del jardín y que se integraron a él en el siglo XIX cuando ya eran casi centenarios. Lo mismo sucede con los magnolios y los tulíperos de Virginia que se encuentran en el catálogo de árboles monumentales de Galicia, o el alcornoque y algunos robles, entre los que destaca el que preside el acceso al vivero de camelias.

El pazo de Santa Cruz es privado, su actual propietario es Juan Armada y Díez de Rivera, undécimo marqués de Santa Cruz de Rivadulla, que sigue el negocio familiar de la producción de camelias de diferentes variedades en un vivero cuyo prestigio se extiende por todo el mundo y atiende pedidos a varios continentes.

El jardín debió ser de una suntuosidad única en su tiempo, cuando Iván de Armada y Fernández de Córdoba, el "Tío Iván", cuatro generaciones atrás, lo concibió con la ayuda de expertos paisajistas que delimitaban los espacios con hileras de boj, creaban rotondas con áboles de espléndidas flores y rincones que se esparcían por aquí y por allá, como el que ocupa la mesa de Jovellanos, a los que se accedía por senderos que siguen el curso de un pequeño riachuelo con cascada. Árb oles que todavía hoy nos parecen exóticos en Galicia, llegaban de los mejores viveros de Europa, al igual que las plantas acuáticas de los estanques. Desde entonces, el jardín ha evolucionado por su cuenta.

No es abandono lo que muestra a los visitantes, sino una naturalización de un espacio diseñado por el hombre. Este estado singular propicia la existencia de bojs que han dejado la forma de seto para convertirse en árboles, con troncos del grosor del de un camelio o un naranjo.  El jardín racional de influencia francesa se ha convertido en un bosque. Un paisaje que define, por sí mismo, un pazo que se ha escapado de los cánones y ha decidido recorrer el sendero de la historia siguiendo su propio camino.

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