Tiene el aspecto de un farolillo de papel y en su interior alberga una baya del tamaño de un tomatito tipo cherry. Lo hemos visto como ornamento en algunos platos veraniegos e incluso en cócteles, pero aparte de su valor estético, estamos ante un pequeño fruto comestible de sabor agridulce y un alto contenido en vitamina C
Physalis, que así se llama la planta, también es conocida como la uva del Cabo, por el Cabo de Buena Esperanza. Pero no es originaria de allí, sino de Perú, como la patata. En Sudáfrica está documentado su cultivo desde principios del siglo XIX. En su periplo por todo el mundo se ha adaptado a los climas templados y subtropicales. Algunas fruterías la tienen a la venta a precios astronómicos, tal vez uno de los frutos más caros del mercado, algo que se sostiene gracias a un uso muy esporádico. Si queremos hacernos con una planta, podremos encontrarla en cualquier vivero de plantas de jardín medianamente surtido.
Es muy fácil de cultivar en Galicia, siempre que se la proteja de las heladas tardías y se le ponga un tutor a su frágil enramado. Los farolillos comienzan a formarse llegando el verano y están en su momento de maduración óptima a partir del mes de agosto. El fruto se conserva largo tiempo, gracias a esa protección natural que le proporciona la membrana de frágil y fina lámina vegetal.
