TELEVISIÓN

Un placebo para la adicción a TWD

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Fear The Walking Dead o la fórmula para soportar el fin de la sexta temporada de The Walking Dead.

¡¡¡ALERTA SPOILER!!!

Robert Kirkman y Dave Erickson vuelven con la segunda temporada de Fear The Walking Dead. La serie se iniciaba con seis escasos episodios que por su brevedad o lentitud nos dejaban sin saber muy bien qué decir sobre ella. Se vendía como otra perspectiva del apocalipsis zombi que conocimos en The Walking Dead, una serie de zombis más existencial, literaria, sobre los sentimientos que se despiertan en una familia cuando se ve obligada a abandonar su casa acosados por  una horda  de muertos vivientes dispuestos a acabar con todo. 

En el origen, la idea no es muy seductora . Pero bueno, ya no hay the walking dead -he aquí el misterio de porqué termina una y empieza otra- así que nos prestamos a darle una oportunidad. 
En los seis primeros episodios que completaron la cortísima  temporada inicial ni el desarrollo de la trama ni el perfil de los personajes llegó muy lejos. La presentación fue breve y poco profunda lo que no dio pie a empatizar con los protagonistas. Al cierre de temporada, con unos altos índices de audiencia, los creadores prometían más y mejor para la segunda. Un poco de marcha en la trama, riesgo y personajes nuevos a la vez que profundizaban en los que ya conocíamos. Sin embargo, embarcados en la nueva temporada, Fear the walking dead incumple todas  sus promesas.

Encontramos los mismos personajes, a salvo, mecidos por el océano que baña la costa de L.A.  y cuyo único problema es masticar los hechos que les rodean. Travis sigue adoptando un papel de líder que le queda grande; Maddy, dispuesta a matar pero dudosa en sus decisiones; Nick, con su rollito de adolescente problemático predispuesto a ser el salvador en los tiempos que corren y Alyssa, cagándola con sus hormonas descontroladas -el apocalipsis perpetuó su virginidad y eso disgusta a cualquier adolescente del siglo XXI-.  A Chris (Lorenzo Henrie), mejor ni lo mencionamos. 

Así transcurre el nuevo episodio, con lo típico -dentro de la atípica situación- en una familia con más adolescentes de los que se pueden tolerar. Nosotros desde aquí queremos verlo como una práctica apocaliptica, esperamos que todo lo acontecido sea el prólogo a lo que está por llegar. 

Para los adictos a The Walking Dead, la serie madre, todo se nos queda pequeño. La acción brilla por su ausencia, pero hay que reconocer que nos ayuda a sobrellevar el mono de TWD.  Todas las esperanzas están puestas en este pequeño grupo, sobre todo en el hondureño Daniel Salazar (Rubén Blades), que éste, si que trae traca. 

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