Tras un año de silencio artístico, María José Llergo vuelve a la primera línea musical con un sencillo en el que abraza sus raíces sin complejos: “Mi nombre”. Se trata de un sincero homenaje de la cordobesa a sus orígenes y a su municipio natal, Pozoblanco.
Es su forma de profesar amor, orgullo y pasión por su gente. Y lo hace a su manera, en un derroche de personalidad, un torrente de voz tan dulce como poderosa, al que se le suma un emotivo mensaje que conmueve con fuerza y honestidad. Como lo es la artista: arrebatadora y única.
“Abrazar las raíces y que se conviertan en alas, que María José artista no tenga que renunciar a María José persona, que los tuyos estén orgullosos de lo que haces, y se vean reflejados en ello, porque son arte para ti. Que me quieran como artista, pero que sigan viendo a su vecina, prima, hija, nieta, amiga… feliz, cerca o lejos, pero siempre suya, porque a donde vaya, vienen conmigo, es lo más importante que le puede pasar a alguien”, argumenta la cantante sobre una novedad que mostrará en vivo en enero primero en los Estados Unidos -en Boston y Nueva York-, y después en la Península Ibérica toda.
Se trata de un ser tan genuino como impredecible, que muestra una de sus canciones más personales, cercanas y familiares. Por ello, decidió presentarla con un video que completa esta visión al trasladar al espectador a las calles de Pozoblanco, donde hace de guía en los rincones de su infancia y adolescencia: desde la casa de sus abuelos -incluyendo el callejón donde jugaba de niña-, hasta la plaza en la que queda con sus amigos, pasando por la feria del pueblo y bucólicos paisajes en el campo para cantar en plena naturaleza.
Una ventana abierta a su mundo, para conocer a su familia, a sus amigos, a sus vecinos que la vieron crecer y hasta al quiosquero que colecciona sus recortes. Es una pieza que emana calidez y costumbrismo.
Galardonada el año 2022 con el Goya a Mejor Canción por “Te espera el mar”, su anterior sencillo parte del largometraje “Mediterráneo”, demuestra con “Mi nombre” que, sin haber cumplido aún los 30 años, tiene mucho para ofrecer.
“Cuando se pertenece a un lugar al que consideramos hogar, éste siempre queda marcado en nuestro interior a pesar de la distancia y el tiempo. El regreso a él es una catarsis que hace aflorar las emociones de manera natural, tanto en quien se marchó, como en quien se quedó”, explica la propia María José Llergo, que profundiza su sentimiento de retorno a la vez que de pertenencia a un lugar del que nunca se fue de manera emocional en “Mi nombre”.
