La utilidad de los relojes florales

Las flores de su jardín no son sólo sirven para adornar, pueden ser realmente útiles para decirle la hora. Los diferentes horarios de apertura de las flores no sólo nos dicen qué hora del día es, su comportamiento también nos puede informar sobre el tiempo. Para esto, debemos tener un jardín conformado con diferentes especies, pero estas nos darán detalles muy interesantes. A principios del siglo 18 el naturalista sueco Carl von Linne determinaba que las flores tienen su propio ritmo biológico pues abren y cierran sus flores en momentos muy diferentes. La amapola, por ejemplo, florece en la mañana temprano, mientras que la onagra prefiere florecer en la noche. ¿Por qué la naturaleza no está configurada para que todas las flores florezcan con los primeros rayos de sol? La respuesta es muy simple: Esta armonía de los diferentes tipos de flor tiene un papel importante que desempeñar en la naturaleza, proporcionando a los insectos de polen y néctar durante todo el día. Una de las ventajas de esto es que los insectos saben exactamente que flores están abiertas en cada momento, eliminando la necesidad de una larga búsqueda de alimento. Otro beneficio es que la competencia por el alimento es menos intensa entre las abejas, abejorros, mariposas y sírfidos. Este ritmo inteligente también tiene ventajas para las flores que no tienen que competir entre sí para atraer a los insectos para la polinización. Como regla general, las plantas necesitan diferentes insectos para la polinización debido a las diferentes estructuras de sus flores, una circunstancia que influye en su distribución por el jardín. Por ejemplo, la onagra se reproduce con la ayuda de las polillas, cuya larga probóscide les permite penetrar profundamente en la flor. Las polillas comienzan sus rondas en la tarde y en la noche cuando el jardín se ha convertido en un lugar más seguro para ellos pues las aves se han resguardado para la noche. Para ser polinizadas, la onagra ha adaptado su tiempo de floración al de la polilla y sólo abre sus deliciosas y fragantes flores amarillas luminiscentes en la noche. Un beneficio adicional es la energía ahorrada por la onagra. Basándose en este conocimiento, en 1745, Carl von Linne plantó el primer reloj de flores en el Jardín Botánico de Uppsala en Suecia. Él creó una cama redonda de flores dividida en 12 segmentos. Cada segmento del reloj de flores representa exactamente una hora del día y estaba llena de flores que se abrían o cerraban en el momento exacto a esa hora del día. Supuestamente, Carl von Linne usó su reloj de flores para decir la hora exacta, con más o menos cinco minutos de diferencia. Hoy en día, los relojes de flores son considerados más un truco de la historia natural y un elemento ornamental, pero esto no quiere decir que hayan perdido su encanto. A pesar del mundo moderno en el que vivimos, donde cada Smartphone le dice la hora, los tiempos de floración de las flores individuales todavía pueden ser útiles, por ejemplo, cuando se está trabajando en el jardín. Sólo un vistazo rápido a la escarchada abierta es suficiente para decir que es casi la hora del almuerzo. Del mismo modo, las flores también pueden decirle si necesita regar o no. Su manera de comunicarestas necesidades suele ser bastante clara: si la caléndula aún no ha abierto sus flores a las siete de la mañana, entonces el tiempo será malo para el día. Si se cierra por completo, la tormenta esta probablemente en camino.