LA REVISTA

Un viaje a los otros museos que tiene Galicia

Museo de Vilar de Santos_result
photo_camera al tienda de ultramarinos en el Museo de A Limia en Vilar de Santos.

Una singular colección de partituras para pianolas, La tienda de ultramarinos, la batería de cañones de un galeón español, los juguetes con los que se entretenían los niños de hace un siglo...

Y no se encuentran en los grandes museos de ciudades como Santiago, Vigo u Ourense. Están expuestos en pequeños equipamientos culturales salpicados por nuestra geografía rural. La red de museos de Galicia esta tejida por cerca de un centenar de instalaciones. De ellas, más de las dos terceras partes se encuentran en núcleos que tienen menos de veinte mil habitantes.


Para los amantes de los pequeños museos, Galicia es un paraíso. Algunas localidades llegan a aglutinar dos, tres o más equipamientos con colecciones que merecen la pena desplazarse hasta allí. Es el caso de Allariz, Cervo, Lalín, Monforte o Ribadavia. Otras, con una solo también justifican una buena excursión para quien sepa apreciar su valor. Podría ser el caso de A Fonsagrada, Bueu, Castro de Rei, Cee, Leiro, Redondela, Vilar de Santos, por poner ejemplos de las cuatro provincias.
Allariz, con cinco museos encabeza el Top Ten del turismo cultural en el rural de Galicia.

El Museo Galego do Xoguete acaba de cumplir veinte años desde su inauguración y desde entonces no ha dejado de ampliar su colección gracias a donaciones de particulares. Muñecas y casas de muñecas, juguetes de latón, trenes de cuerda… la colección viaja por la infancia de muchas generaciones. El Arnoia promovió toda una industria alimentada por la energía hidráulica que generaba a su paso por Allariz: molinos, curtidurías… hoy conforman el Parque Etnográfico del Río Arnoia. La ruta por los museos alaricanos se completa con el Iconográfico Aser Seara, la casa museo de Vicente Risco y el de arte sacra de las clarisas.


Si viajamos a Monforte de Lemos no podemos perdernos una visita al colegio de los Escolapios. Un edificio de estilo herreriano que le mereció el sobrenombre de “El escorial gallego”. Su pequeña pinacoteca incluye dos obras de El Greco y una copia de un cuadro del pintor flamenco  Hugo Van Der Goes cuyo original también estaba en la colección pero que vendieron para poder terminar el colegio a principios del siglo XX tras 300 años en obras. El museo de Nuestra Señora La Antigua ocupa la sacristía de la monumental iglesia de este colegio. Los condes de Lemos también propiciaron con su mecenazgo la existencia de la mejor colección de arte italiano del primer tercio del siglo XVII en el museo de Arte Sacro del convento de las clarisas en dicha ciudad. Para los amantes del tren, Monforte es otro destino deseable, por la colección de coches de viajeros y locomotoras que forman parte del museo de la Fundación de los Ferrocarriles de Galicia. La mayor concentración de material rodante histórico en estado marcha de todo el norte de España... y también del sur.


Si seguimos esa ruta de la arqueología industrial, Cervo, en plena mariña lucense nos desvela toda la historia de Sargadelos. Las colecciones, las antiguas instalaciones... a pocos kilómetros, en San Cibrao se encuentra el museo provincial del mar, con piezas y planos del ámbito de la mecánica naval, artes de pesca, la pesca de la ballena, junto con otras de carácter más naturalista. Bordeando la costa hacia el suroeste, encontraremos otros dos museos de carácter naval: el primero en Corcubión y el segundo en Bueu. El Museo Masso recorre la historia de la actividad conservera y de todo lo que movía a su alrededor. En Rande, Redondela, un pequeño museo ha recuperado una vieja fábrica de conservas y la ha convertido en escenario que revive uno de los episodios más míticos de la historia de Galicia: la batalla naval de Rande de octubre de 1702.

En el viaje por la historia podemos dejarnos llevar por los miliarios  de la Via Nova en Bande o por el museo arqueológico de Castro de Viladonga (Castro de Rei), que viaja más atrás en el tiempo y nos revela tesoros de la Galicia prerromana.
En nuestro paseo por la historia cotidiana, el Museo de A Limia en Vilar de Santos, Santa Leonor, en Trives, a Casa do Patrón en Lalín o pequeñas salas como la de Vilariño de Conso y Chandrexa nos llevan por el mundo de los oficios. Algunas han servido de decorado cinematográfico, como ha ocurrido con las piezas del museo del cine en Leiro. Cine, gramófonos y partituras para pianola conforman una heterogénea y singular colección. 

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