LA REVISTA

A vueltas con Lena

Las mujeres no nos nos despertamos con la sábana cubriéndonos el pecho, no, solemos quedarnos en pelotas durante el acto y levantarnos con la sábana en los pies, si es verano, o en las orejas, si es invierno

Aunque siempre hablo de libros, he considerado que “con buena letra” también se escriben los guiones de serie y con especial buena letra si son de series de la HBO. Hoy me he encontrado, por fin, una página de internet donde tienen la serie “Girls” entera. Y me he puesto muy feliz porque desde que leí el libro de su guionista/directora/actriz , Lena Dunham – que reseñé hace algunas semanas en esta misma columna – moría por ver esa serie.
Lo primero que me chifla de “Girls” es que deja “Sexo en Nueva York” como una mierda pinchada en un palo. Entiéndanme bien: a mí me divierte mucho “Sexo en Nueva York”, pero hay que admitir que, como modelo de feminidad y masculinidad, la serie apesta.


Viendo “Girls”, una respira reconciliada con el mundo. Punto número uno: los hombres no son esos seres simplones y gilipollas que la mayoría de las comedias románticas y especialmente “Sexo en Nueva York”  nos muestran, no, los hombres de “Girls” son complejos e imaginativos. Punto número dos: las mujeres no nacimos subidas en unos tacones y con un cuarto de quilo de maquillaje en la cara, no, podemos ser feas, tener granos y el culo del tamaño de un buque de guerra, no pasa nada, seguimos siendo mujeres. Punto número tres: las mujeres no nos dejamos  el sujetador cuando tenemos sexo, ni nos despertamos con la sábana cubriéndonos el pecho, no, solemos quedarnos en pelotas durante el acto y levantarnos con la sábana en los pies, si es verano, o en las orejas, si es invierno. 


Total que ver “Girls” es como cuando llegas a casa y te quitas los vaqueros que te están apretando, dejas de meter tripa y te cambias el tanga violador por unas bragas viejas tamaño XXL: una liberación y un encuentro con tu verdadero yo. Que viva Lena Dunham.

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