La falta de lluvias y las altas temperaturas facilitaron la proliferación de algas en el cauce del río Támega, a su paso por el casco urbano de Verín, llegando en algunos tramos a cubrir todo el agua.
La situación, que ya se repitió el año pasado, aunque entonces durante los meses de abril y mayo, atrae diariamente a numerosos curiosos. Las algas incluso afectan a la zona que durante el verano es utilizada como playa fluvial.
El grupo de gobierno verinense tiene previsto retirar las algas y acaba de solicitar autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero.
El colectivo ecologista Adega considera que la proliferación de este tipo de algas es síntoma de que el río arrastra suciedad, generada por los vertidos de aguas residuales sin depurar y los vertederos ilegales de basura. Las algas también se hacen visibles en el río a la altura de la localidad de Rabal, en Oimbra, donde el organismo de cuenca tiene una estación de control de calidad del agua.
El grupo de gobierno verinense tiene previsto retirar las algas y acaba de solicitar autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero.
El colectivo ecologista Adega considera que la proliferación de este tipo de algas es síntoma de que el río arrastra suciedad, generada por los vertidos de aguas residuales sin depurar y los vertederos ilegales de basura. Las algas también se hacen visibles en el río a la altura de la localidad de Rabal, en Oimbra, donde el organismo de cuenca tiene una estación de control de calidad del agua.
