El casco viejo de Verín suma viviendas vacías y en ruinas

Muchas de ellas se convirtieron en refugios de palomas y otros animales como ratas o culebras, mientras vecinos de la zona temen por su seguridad. Algunas viviendas del casco viejo de Verín e, incluso del barrio de San Lázaro, muestran un estado de deterioro que preocupa a sus vecinos. Deshabitadas desde hace años, “herencias de herencias de herencias…”, señala Gerardo Seoane, alcalde de Verín, causan malestar al suponer un riesgo para los viandantes: “É un perigo e unha pena”, cuenta José Manuel Garrido, residente de San Lázaro. Y es que el deterioro que muestran, en su mayoría casas de la calle del Pozo o Traviesa del casco viejo de Verín, es notable y la situación comienza a ser insostenible: “Un día vai pasar algo, o casco vello está totalmente descoidado e as casas que se están rehabilitando son por persoas privadas”, clama Xosé Rivada, vecino de la Traviesa, que tacha al Concello de “ternos abandonados”. El grupo de gobierno, consciente de la situación del casco viejo, está elaborando el PEPRICH, el Plan Especial de Protección y Reforma del Casco Histórico, que se espera aprobar inicialmente en este 2021. “A través deste Plan poderemos declarar públicas determinadas zonas nas que nos facemos nós cargo, como será o caso das fachadas”, explica Seoane. Al no tener capacidad para expropiar viviendas, desde el grupo de gobierno trabajan con la posibilidad de poder hacer públicas las fachadas en mal estado y arreglarlas. El dinero invertido en tales obras correrá a cargo del propietario, que en el momento que decida vender su inmueble deberá abonar lo que invirtió el Concello. Además, desde la casa consistorial apuestan por esta zona pues, como explica el regidor municipal, “moitos inmobles do casco antigo gardan historias da vila de gran importancia”. ¿Se logrará con esta nueva propuesta frenar el deterioro del casco viejo? Muchos lo desean y colaboran con la remodelación de sus propiedades, poniéndolas en valor. San Lázaro En el barrio de San Lázaro los vecinos se quejan por dos viviendas propiedad del Instituto Galego de Vivenda e Solo de la Xunta de Galicia. Una de ellas está pendiente de rehabilitación pero “atópase en bo estado e indican que nalgunha ocasión se empregou o baixo como colexio electoral”, cuentan desde la Administración. La otra, pegada a un bar de la zona, su propietario, Sergio Pires, asegura que “é un perigo e na miña casa entra auga por culpa desta edificación, e ninguén fai nada”, a lo que la Xunta explica que el inmueble fue dividido en dos. “A metade da que é propietaria a Xunta é a que non está pegada ao bar, e dela eliminouse calquera elemento que puidese ser perigoso”, en la que se impermeabilizó el muro adyacente para evitar filtraciones.