El Concello, dado su rotundo éxito, estudia ya la posibilidad de convertirlo en muestra permanente
Más de 3.000 visitantes han pasado ya por el Claustro de la Merced, en Verín, para conocer el pasado de la comarca de Monterrei a través de la historia del vino. La exposición que tiene como eje la figura de Dionisos y Ampelos hallada en Mourazos en el siglo XX -reproducida fielmente del original gracias al scanner 3D- repasa los 20 siglos de evolución de la cultura y el cultivo del vino a través de sus útiles y prácticas más singulares.
“Dionisos, 2000 anos de viño en Monterrei” abrió sus puertas el pasado 11 de agosto en el claustro museo del convento de la Merced, en Verín. Según su comisario, el periodista e investigador de la historia del vino, Luis Congil, la finalidad de la exposición “era reafirmar el orgullo vinícola de Monterrei, que pese a ser la DO más joven de Galicia, es la que alberga las evidencias más antiguas de la cultura del vino”.
Para ello era necesario contar con la presencia de la pieza más destacada de la representación de un dios grego-romano de Galicia, Dionisos, dios del vino, hallada en Mourazos en los años 40 del pasado siglo. “Como una cesión era imposible”, afirma Luis Congil, “pues está custodiada en la Colección Permanente del Museo Arqueológico de Ourense, decidimos hacer de la necesidad virtud, y logramos un permiso para escanearla en 3D y realizar luego una impresión escala 1:1”.
La ventaja de esta nueva tecnología es que, comenta el comisario, permite también realizar una proyección de cómo estaría la estatua de no haber sufrido dos milenios de erosión, “pieza que exhibimos al lado del original, para que se pueda apreciar el valor estético de Dionisos”.
DIOS DEL VINO Y LA ALEGRÍA
Dionisos era el dios del vino, la alegría, las cosechas y el teatro. Su representación con el sátiro Ampelos, como fue hallado en Verín, es una alusión directa al cultivo del vino, por lo que su ubicación en una villa romana al lado del paso de la vía secundaria que unía Chaves con Ourense indica su carácter propiciatorio para el cultivo y las buenas cosechas del vino.
La exposición realiza posteriormente un recorrido por la evolución de los patrones de consumo del vino en Monterrei, donde ha pasado ni más ni menos de 85 litros por habitante y año a menos de 10, al dejar de ser consumido como un alimento y un antiséptico y quedar reducido a los espectros de consumo actuales. La imbricación de la vid en la vida cotidiana, desde en la arquitectura de las casas -como muestra una gigantesca prensa mural que se insertaba en las paredes de carga de las bodegas- hasta las medidas tradicionales para el vino, constituyen otras curiosidades de la muestra.
