El Consistorio solo está pendiente de que la compañía adjudicataria deposite el aval previsto
El Concello de Verín espera a que la compañía adjudicataria de la adquisición de las máquinas expendedoras del estacionamiento regulado de la villa abone la cantidad pertinente fijada en el contrato de compraventa en concepto de aval para que se formalice la compra y Verín vuelva, de nuevo, a contar con regulación horaria en las principales calles del casco urbano.
Según confirman fuentes municipales, será a mediados del presente mes de octubre cuando comiencen a instalarse los nuevos equipos expendedores, gestionados directamente por el Consistorio local.
Llegará entonces el fin a más de un año de desregulación en las vías principales de la villa, después de que el grupo de gobierno decidiese rescindir el contrato con la empresas concesionaria del servicio, tras conocerse la vinculación que ésta presentaba con la compañía Vendex, investigada en la conocida operación "Pokemon".
Será la Policía Local la que se ocupe de la gestión de los nuevos parkímetros, que inicialmente serán instalados en las calles Deputación, Laureano Peláez y Hermanos Moreno de Verín, y que le costarán a las arcas municipales en torno a 60.000 euros.
Se recuperará de esta forma un servicio que permanecía suspendido desde el pasado mes de julio del año 2015, en una de las primeras medidas adoptadas por el actual grupo de gobierno.
Inicialmente se pretendía que la empresa hasta entonces concesionaria, colaborase en el traslado de sus competencias, formase debidamente a los agentes de la Policía Local para su explotación y cediese los equipos instalados. Sin embargo, la obsolescencia de estos y el mal funcionamiento que presentaban obligó al bipartito a decantarse por la adquisición de nuevos aparatos expendedores.
Una vez tomada la decisión, la falta de presupuesto municipal impidió que pudiesen adquirirse con la prontitud que el suspenso de un servicio requería. Sin embargo, la respuesta del grupo de gobierno a este problema del estacionamiento regulado llegó por otra vía, con la apertura de los diferentes y ya conocidos aparcamientos libres disuasorios. Concretamente, los de Laureano Peláez y Juan Guerra Valdés contribuyeron a que el problema de la falta de ORA no fuese tan destacable.
