Bush y Putin no logran un acuerdo sobre el escudo antimisiles en su última cumbre como presidentes

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, George W. Bush
El presidente estadounidense, George W. Bush, y su colega ruso, Vladimir Putin, cerraron la cumbre en la ciudad rusa de Sochi, a orillas del mar Negro, sin un avance claro en los temas que más han separado a Washington y Moscú en los últimos meses: la ampliación de la OTAN, Kosovo, las relaciones comerciales y, sobre todo, el escudo antimisiles que Estados Unidos pretende levantar con bases en Polonia y la República Checa.

La voluntad de ambos dirigentes de dejar un legado positivo para sus sucesores llevó a Bush y a Putin a firmar un documento, una 'hoja de ruta' que servirá de marco para futuros vínculos una vez los dos hayan dejado sus cargos. Además, se comprometieron a alcanzar un compromiso sobre el escudo antimisiles.

Putin, que el 7 de mayo entregará la Presidencia rusa a su sucesor, Dimitri Medvedev, subrayó, al igual que Bush, el profundo vínculo de compenetración logrado entre ambos dirigentes, que ha ayudado a mantener estables las relaciones entre los dos países.

Sin embargo, Bush y Putin no han logrado superar las diferencias sobre el plan para construir dos bases del sistema antimisiles estadounidense en el este de Europa, uno de los principales temas de la cumbre. No ha habido ningún acuerdo firme al respecto.

Ya después de partir hacia Washington, un colaborador de Bush explicó a bordo del Air Force One explicó que no se alcanzará acuerdo alguno hasta que ambos países cuenten con nuevos jefes de Estado. Esto no ocurrirá probablemente hasta principios del año próximo. Bush y Putin 'pueden dejarlo para sus sucesores', explicó el consejero de seguridad Stephen Hadley.

'Es un área en el que tenemos más trabajo que hacer para convencer al lado ruso de que el sistema (antimisiles) no es contra Rusia', declaró Bush tras una mañana de conversaciones con Putin en la residencia de Sochi.

Bush pretendía conseguir avances sustanciales con vistas a un acuerdo sobre el escudo de misiles durante los dos días de reuniones con Putin, pero la vaga declaración final no satisface a Washington.

Hace siete años, Bush dijo que había mirado en el alma de Putin y que confiaba en él. Sin embargo, desde entonces las relaciones entre ambos países se han deteriorado por las diferencias en cuestiones como las de Irán, Kosovo, el escudo antimisiles o la ampliación de la OTAN. En cualquier caso, Putin y Bush se elogiaron mutuamente tras la cumbre e incluso escenificaron una curiosa escena cuando Bush se unió a Putin en el escenario para bailar con un grupo folklórico ruso durante la cena informal de la noche del sábado.

'Siempre he apreciado sus gran calidad humana: honestidad, franqueza y su capacidad de escuchar. Esto se valora mucho', afirmó Putin durante la rueda de prensa conjunta.

El presidente norteamericano, por su parte, destacó los vínculos creados con Putin en los más de 20 encuentros que han mantenido en los último siete años. 'Esta es la última reunión que tendremos como presidentes de nuestros respectivos países', dijo.

'He llegado a respetarte (...) Ha sido un líder fuerte que no teme decirme lo que piensa. Cuando todo está dicho y hecho podemos darnos la mano', agregó.

CAUTO OPTIMISMO

Putin expresó su 'cauto optimismo' ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo sobre un escudo antimisiles que Moscú percibe como una amenaza para su seguridad nacional.

En la declaración final conjunta, Putin y Bush se comprometen a 'intensificar el diálogo' en pro de un compromiso que permita implicar a Rusia en el sistema de defensa antimisiles estadounidense, aunque no se concreta ninguna iniciativa.

'Quiero que se me comprenda bien. Estratégicamente no ha habido ningún cambio en nuestra (...) postura ante los planes de Estados Unidos', matizó Putin durante la rueda de prensa conjunta.

El presidente ruso indicó también que los planes para una posible inclusión en la OTAN de las ex repúblicas soviéticas de Ucrania y Georgia son 'un ejemplo de la vieja lógica según la cual Rusia es considerada un adversario'. Sin embargo, Putin no recurrió a las duras críticas a Washington que no han faltado en los últimos años y afirmó que no quiere que las diferencias ensombrezcan su relación con Bush.

El tono optimista también se podía entrever en la cuestión de las negociaciones para la firma de un pacto que reemplace al tratado START sobre armamento nuclear, que expira en 2009.

Con respecto al comercio, Bush afirmó que pedirá al Congreso estadounidense la derogación de la enmienda Jackson-Vanik, una ley de la Guerra Fría que vinculaba la normalización comercial a la aceptación de la economía de mercado. Aunque esta ley no ha supuesto un serio obstáculo para el comercio con Rusia, el Kremlin considera que su derogación sería un gesto positivo.

CONTACTO BUSH-MEDVEDEV

Con vistas a facilitar la sucesión en la Presidencia rusa, el presidente norteamericano también se reunió con Medvedev, el delfín de Putin, ya presidente electo. Tras el encuentro, Bush aseguró que sus primeras impresiones fueron 'muy positivas'. Indicó que considera a Medvedev 'un socio inteligente'.

Medvedev, dijo por su parte, que aspira a mantener unas relaciones constructivas con Washington una vez tome posesión del cargo de jefe del Estado ruso, el 7 de mayo. 'Tras asumir el cargo de presidente ruso quiero que nuestras relaciones sigan adelante sin pausas, con espíritu constructivo', afirmó Medvedev ante.

'Durante ocho años usted y el presidente Putin han hecho mucho para desarrollar las relaciones Estados Unidos-Rusia. Estas relaciones son un factor clave de la seguridad global', agregó.

Por su parte, Bush dijo sobre Medvedev que espera 'lograr conocerle para poder superar los problemas comunes y encontrar oportunidades comunes'.

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