Naciones Unidas reclama a la comunidad internacional ayuda por valor de 224 millones de euros

Crece el número de muertos y la desesperación en Filipinas

Un grupo de militares traslada cadáveres por las calles de Tacloban, en la provincia de Leyte. (Foto: FRANCIS R. MALASIG)
El número de muertos por el tifón Haiyan, que arrasó el centro de Filipinas, supera ya los 1.900, según fuentes oficiales, mientras aumenta la desesperación entre los supervivientes, para quienes la ONU pidió ayer a la comunidad internacional ayuda por valor de 224 millones de euros. Cuatro días después del paso del tifón, escasea el agua potable, la comida y los supervivientes no encuentran cobijo, en especial en la ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte.
Las provisiones llegan con cuentagotas a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por Haiyán (bautizado como 'Yolanda' por las autoridades locales), aunque las agencias nacionales e internacionales han empezado a desplegarse en la zona. Según se pudo comprobar in situ, prácticamente nada de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles y las autoridades temen que se declare una epidemia.

En esta ciudad apenas queda en pie un 30% de los edificios, la mayoría en situación deplorable, y hay toneladas de desperdicios por las calles después de que el tifón arrasara la localidad, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora. Para velar por la seguridad, hay desplegados 500 soldados y agentes y cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad.

Ante esta situación, se espera la llegada de ayuda internacional a la zona, adonde se dirigen el portaaviones USS George Washington, flanqueado por otros barcos de la Armada estadounidense, y el buque de guerra británico HMS Daring, mientras que Médico Sin Fronteras tiene un equipo en la región desde el sábado.

La tensión es palpable en las filas de personas desesperadas que forcejean para conseguir el poco arroz que el Ejército reparte en las calles inundadas por las últimas lluvias en Tacloban, situada unos 852 kilómetros al suroeste de Manila. Via Mabag, una enfermera filipina de 24 años, vive en la vecina isla de Cebú y, tras enterarse del desastre, decidió ir hasta Leyte para comprobar si sus familiares habían sobrevivido al tifón.

'Normalmente el viaje se realiza en unas cinco horas, pero con el mal estado de las carreteras, tardamos 23 horas', relató la joven, aún visiblemente conmovida por los cadáveres de mujeres y niños y la destrucción que observó durante su viaje. '¿Cómo es posible que haya pasado esto? Gracias a Dios, mi familia esta bien, pero muchos amigos y conocidos están desaparecidos. Me siento culpable por no haber estado aquí', afirmó entre lágrimas.'En el Hospital nos enseñan a controlar las emociones, pero aquí ha sido imposible. Lo he pasado muy mal', agregó la enfermera.

La mayoría de los supervivientes no puede ocultar su conmoción por la pesadilla que vivieron conHaiyan, que además de vientos furibundos creó una ola que arrasó todo lo que encontró a su paso.

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