Josef Fritzl confiesa que se hizo ‘adicto’ a las relaciones sexuales con su hija

El austriaco Josef Fritzl, que mantuvo secuestrada a su hija durante 24 años y la violó repetidamente, teniendo siete hijos con ella, confesó hoy que se hizo ‘adicto’ a las relaciones sexuales que mantenía con su hija y que la encerró para ‘mantenerla alejada del mundo exterior’.
‘Mi instinto de tener sexo con Elisabeth se hizo más y más fuerte’, dijo Fritzl, según las declaraciones realizadas al semanario 'News' por su abogado, quien aseguró que su cliente comenzó a violar a la mujer, que ahora tiene 42 años, un año después de meterla en el sótano de la vivienda familiar, cuando ella tenía 18.

‘Yo sabía que Elisabeth no quería que le hiciese lo que le hacía, sabía que le estaba haciendo daño (...). Era como una adicción (...).

En realidad, quería tener hijos con ella’, explicó. Elisabeth, por su parte, ha comentado a la Policía que su padre abusada de ella desde los once años.

Fritzl indicó que decidió encerrar a Elisabeth después de que ésta comenzase a ‘romper todas las normas’, justo al inicio de su adolescencia. Según su padre, de 73 años, la joven iba a bares, bebía alcohol y fumaba, y en dos ocasiones se escapó de casa.

‘Intenté sacarla de esa ciénaga, le organicé un aprendizaje para que se convirtiese en camarera’, relató Fritzl, quien añadió que Elisabeth acabó en el zulo desprovisto de ventanas donde crió a tres de sus hijos --ya que uno murió al nacer y los otros tres estaban a cargo de su abuela y su abuelo-padre-porque él consideró que debía ‘tomar precauciones’. ‘Necesitaba crear un lugar en el cual pudiese, hasta cierto punto, mantenerla alejada del mundo exterior, por la fuerza si era necesario’, agregó.

LA VIDA EN EL ZULO

Tras encerrar a su hija, Fritzl aseveró que entró en un ciclo del que no podía escapar y, para mantener su mentira, contó a su esposa que Elisabeth se había unido a una secta. ‘Supe todo el tiempo, durante los 24 años, que lo que hacía no estaba bien, que debía de estar loco por hacer algo así’, dijo, refiriéndose al mundo subterráneo del sótano como a su ‘imperio’.

‘Sin embargo, se convirtió en algo lógico y natural para mi llevar una doble vida, en el sótano de mi casa’, añadió. Fritzl pretende limpiar su imagen pública y, en este sentido, señaló que no es ‘la bestia’ que los medios de comunicación describen.

‘Cuando iba al búnker, llevaba flores a mi hija, y libros y juguetes para los niños, y veía vídeos de aventuras con ellos mientras Elisabeth cocinaba nuestro plato favorito (...). Y luego nos sentábamos a la mesa y comíamos juntos’, resaltó.

El abogado de Fritzl, Rudolf Mayer, ha afirmado que su cliente debería someterse a pruebas psiquiátricas para evaluar si está preparado para ser juzgado. Mayer adelantó que pedirá un segundo análisis si la opinión oficial del tribunal no refleja la personalidad de su cliente.

Fritzl, que se encuentra bajo custodia en la ciudad de St Poelten, se describió a sí mismo como a un hombre que valora la decencia y los buenos modales, y consideró que el énfasis que se ponía en la disciplina durante la época nazi, cuando era un niño, podría haberle influido.

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