Merkel multiplica su actividad en la carrera por la reelección

Merkel carga sacos de arena tras las inundaciones en Alemania. (Foto: arno burgi)
A poco más de cien días de las elecciones generales alemanas, la canciller y a la vez candidata Angela Merkel parece imbatible en cuanto a presencia mediática y popularidad, por encima de las disonancias en su coalición de gobierno.
La imagen de Merkel encaramándose a sacos de arena y saludando a los soldados, vecinos y voluntarios que luchan contra las crecidas del Elba o el Danubio es solo una de las perspectivas de una canciller que ha multiplicado su presencia en los medios.
Los mismos días en que la jefa del gobierno estuvo en un Passau (Baviera) cercado por las aguas o en Bitterfeld (este) cumplió con su agenda de recepciones oficiales, en Berlín, pronunció discursos ante el mundo económico y recibió a líderes extranjeros.
La habitualmente llena agenda de la canciller se acrecentó estas semanas pasadas con entrevistas de amplio espectro, incluidas revistas femeninas, en lo que se denomina en Alemania como 'ofensiva de galanteo' en ámbitos hasta ahora poco explorados por Merkel.
La presencia de Merkel en las regiones amenazadas por la catástrofe se comparó en los medios con la de su predecesor en la Cancillería, Gerhard Schröder, en la devastadora crecida de 2002, o incluso las de otro socialdemócrata, Helmut Schmidt, en las de 1962. Los paralelismos, en el caso del Schröder, se remiten al hecho de que entonces, como ahora, se estaba en precampaña, aunque en rigor la situación en los sondeos era inversa a la de ahora.
Merkel aventaja a su rival socialdemócrata Peer Steinbrück en hasta quince puntos, según los pronósticos para las elecciones del 22 de septiembre. En 2002, Schröder estaba en una situación precaria ante el aspirante conservador, Edmund Stoiber, y el hecho de que lograra la reelección se relacionó con su gestión de la crisis.
Aparentemente, la canciller no precisaría ponerse las botas de agua y el impermeable para ganar. De hecho, su presencia en la zona catastrófica fue menos mediática que la de Schröder en 2002 y sin salirse de su característico estilo discreto. Más allá de las apreciaciones sobre si acudir a las regiones anegadas es electoralismo o responsabilidad de gobierno, el camino de Merkel a la reelección tampoco es un paseo ajeno a los peligros.
Entre las situaciones de riesgo estos días está la gestión de su ministro de Defensa, Thomas de Maizière, estrecho colaborador de la canciller y hombre de mucho peso en el partido que preside Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU). Maizière lleva semanas ocupando titulares adversos tras el fracaso de la adquisición de 'drones' de fabricación estadounidense 'Euro Hawks' por problemas en el desarrollo y tras detectarse que no obtendrían licencia para sobrevolar en cielo europeo.

LA GRAN COALICIÓN
Merkel mira adelante y en los mensajes a sus compatriotas perfila sus líneas 'para los próximos años' -como en su última alocución por vídeo, donde apuesta por mantener las reformas estructurales en toda la UE, porque es 'en interés de Alemania'-. Su objetivo es la reedición de la alianza entre la CDU y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) con los liberales, pese a que esa coalición tuvo un mal arranque y a que las disonancias internas persistieron toda la legislatura.
Se da por hecho que la CDU/CSU se impondrá claramente al Partido Socialdemócrata (SPD), pero no está claro que el liberal FDP logre escaños. Ello abocaría a Merkel a recuperar la coalición de su primera legislatura o a probar con un nuevo socio: los Verdes.n

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