Siete civiles han muerto y otro ha resultado herido en el sur de Tailandia, escenario de episodios de violencia desde que el movimiento separatista musulmán retomó la lucha armada, en 2004, informaron fuentes policiales.
Las fuerzas de seguridad hallaron el cadáver de un tailandés de 29 años en Yerang, en la provincia de Pattani, que presentaba heridas de bala.
El jueves, un edil musulmán fue asesinado y su esposa resultó herida cuando se encontraban en su casa de Tahn To, en la provincia de Yala, y fueron atacados por insurgentes.
El miércoles, cinco civiles, incluida un mujer, perdieron la vida en cuatro ataques de presuntos miembros del movimiento separatista en la provincia de Narathiwat.
La secuencia concatenada de atentados se produce después de que los cuerpos de seguridad arrestasen, el martes pasado, a un supuesto líder de la insurgencia.
Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos se suceden casi a diario en Pattani, Narathiwat y Yala, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad y a la declaración del estado de excepción.
Cerca de 3.700 personas han muerto a causa de la violencia en el sur de Tailandia desde 2004.
Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.
El jueves, un edil musulmán fue asesinado y su esposa resultó herida cuando se encontraban en su casa de Tahn To, en la provincia de Yala, y fueron atacados por insurgentes.
El miércoles, cinco civiles, incluida un mujer, perdieron la vida en cuatro ataques de presuntos miembros del movimiento separatista en la provincia de Narathiwat.
La secuencia concatenada de atentados se produce después de que los cuerpos de seguridad arrestasen, el martes pasado, a un supuesto líder de la insurgencia.
Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos se suceden casi a diario en Pattani, Narathiwat y Yala, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad y a la declaración del estado de excepción.
Cerca de 3.700 personas han muerto a causa de la violencia en el sur de Tailandia desde 2004.
Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.
