El albergue marca un hito en Oseira

El Monasterio Santa María la Real de Oseira siempre ha sido un referente para muchos peregrinos que hacen el Camino a Santiago. Aunque supone un desvío de algunos kilómetros, visitar el cenobio y disfrutar del silencio, del descanso y de la espiritualidad que se puede sentir entre sus vetustas paredes, atrae a miles de ellos cada año. Esta próxima Semana Santa marcará todo un hito histórico en el devenir de esta comunidad cisterciense, ya acostumbrada a recibir visitantes, peregrinos y huéspedes, porque la apertura del nuevo albergue, que gestionará la Xunta, incrementa en 42 el número de plazas, que junto con el antiguo, también reformado, sumarán un total de 74. A estas nuevas y modernas instalaciones ideadas por los arquitectos Adolfo de la Rua, Juan Aragonés y Pablo Álvarez, hay que añadir un atractivo más, ya que también para el próximo 9 de abril se reabre el Museo Olimpio Liste, gracias a un convenio entre la Diputación provincial de Ourense, el Concello de San Cristovo de Cea y la propietaria, Araceli Liste, hija de los creadores de este centro etnográfico, Olimpio Liste y Josefina Fernández. Entre el acondicionamiento del antiguo albergue, en el que se invirtieron 135.106 euros, y la construcción del nuevo, con un presupuesto de 822.477 euros, la inversión total que hizo la Xunta ascendió a 957.477 euros. Alberto Núñez Feijóo inauguraba el pasado lunes el nuevo albergue y en el acto se refería al impulso que la Administración autonómica quiere darle a la Vía da Plata, y señalaba los 16 edificios que integran esta ruta, que suman 520 plazas públicas. Asimismo, anunciaba un Plan Xacobeo Next Generation dotado con más de 39 millones de euros, del que Ourense se beneficiará, convirtiendo el Camiño Mozárabe-Vía da Plata en destino cicloturista y familiar. Algunos flecos quedan aún pendientes, según apuntaban vecinos de este municipio, y tienen que ver con las condiciones de varios tramos del acceso a Oseira a los que les sobran curvas, necesitando también en determinados puntos un ensanche de la calzada, si bien el alcalde, José Luis Valladares, afirma que tiene un buen firme, confirmando, eso sí, un repaso en la entrada del vial a la altura del edificio multiusos de Cea. El nuevo albergue está integrado en el conjunto monumental, en el paisaje, e insertado en el terreno. Los arquitectos han analizado en profundidad su ubicación, de tal forma que quedara en cierto modo aislado de la comunidad religiosa, para respetar en lo posible su vida monástica. Eso por un lado, porque al mismo tiempo los usuarios podrán sentirse como en el interior del cenobio, gracias a los grandes ventanales que, además de luz, facilitan la vista al monumento. Adolfo de la Rúa: “El uso de energías renovables cubrirá todas las necesidades” La gestión del proyecto del nuevo albergue se determinó a partir de la selección de su emplazamiento en un conjunto edificado de estas monumentales dimensiones, con una premisa: respetar la vida monástica de la comunidad. Así, Adolfo de la Rua señala que “la decisión que se tomó fue la de situar el nuevo albergue al poniente del cenobio, tras el edificio más reciente del conjunto, el antiguo seminario del siglo XIX, que albergará en un futuro el centro para la recepción de visitantes”. De esta forma, añade que “se sitúa la nueva actividad al norte del monasterio, tomando como lugar de referencia y entrada, la plaza de la fachada del cenobio”. Según explica “se ha proyectado el albergue a través del aprovechamiento de unas antiguas edificaciones en desuso, alpendres agrícolas, completándolas con la construcción de una nueva en similitud con las edificaciones del entorno, incrustando el nuevo edificio en el terreno, buscando que la escala y el volumen de la propuesta se integre en el entorno sin competir con el orden de los edificios históricos”. De esta forma, en la nave antigua se habilitó el dormitorio con 42 plazas, enmarcadas en divisiones de madera a modo de las celdas de un monasterio, sus aseos y duchas; y un dormitorio doble para personas con alguna discapacidad, con su baño adaptado. En el ala nueva están los espacios comunes, y entre ambas un espacio de recepción que clarifica cómo se organiza el edificio. “Los espacios resultantes de la intervención son claros y sencillos, simples naves envueltas por las pendientes de las cubiertas, buscando la luz a través de grandes ventanales”, matiza el arquitecto. Además, destaca el uso de energías renovables para la climatización y producción de agua caliente, sistema de geotermia de baja temperatura, con el rendimiento energético más alto que produce una reducción de un 60-70% en el consumo de energía y una reducción en torno al 50% de gases con efecto invernadero. “Un sistema autónomo que cubre íntegramente las necesidades del albergue”; además de una ventilación mecánica con recuperadores de calor, que también destaca el arquitecto. Óscar Carral: “En Semana Santa espero que haya gran afluencia” Oseira es un pueblo con muchísimo encanto pero al que le faltan servicios complementarios fuera del monasterio, teniendo en cuenta que recibe al año a miles de personas. La hostelería es una de sus principales carencias, además de otros alojamientos e incluso algunas ofertas de ocio. Hace años, llegó a contar con tres establecimientos de hostelería e incluso más en algunos momentos, que fueron cerrando poco a poco hasta quedarse sin ninguno. Así estuvo algún tiempo hasta que uno de los vecinos de esta parroquia, Óscar Carral, puso en marcha hace año y medio el restaurante “A Casiña Davoa” con una variada carta para sus clientes. “He elegido este lugar -en la misma entrada principal del monasterio- porque creo que tiene posibilidades”, afirma el hostelero, a quien la pandemia sorprendió cuando estaba empezando y que ahora tiene su vista puesta en la próxima Semana Santa, cuando ya abran los albergues, y en el verano, “con unas expectativas muy buenas, esperamos más afluencia tanto de peregrinos como de visitantes”. Óscar Carral dice que ofrece a la clientela “una cocina sencilla, utilizando un buen género y con un toque personal”. Tamara Prado nació en Oseira y afirma que “soy una enamorada de mi pueblo”. Opina que “el monasterio no es suficiente, los visitantes tienen que contar con una mayor oferta para conseguir que se queden, porque ahora vienen a ver el monasterio y se van”. Añade que, pese a residir fuera, siempre vuelve los fines de semana y promueve diversas actividades de dinamización de la aldea. En plena pandemia, hace año y medio, iniciaba junto con su socio, Juan Carlos Rodríguez, los trámites para la creación de alojamientos turísticos, que por tratarse de Oseira se prolongaron hasta ahora, en que solamente está pendiente de la licencia municipal. El proyecto contempla seis cabañas de madera integradas en una “carballeira”, cada una de ellas con capacidad para cuatro personas, e incluye también la rehabilitación de una casa en donde se habilitarán las estancias comunes, recepción y biblioteca. El nuevo albergue abre nuevas y mejores expectativas, porque “cuanta más gente venga, mejor”, y por ello ya está intentando impulsar también una iniciativa de ocio para ofrecer actividades a los turistas como rutas a caballo o en bicicleta, entre otras alternativas. Enrique Trigueros: “Una parte de nuestra economía se sustenta en los visitantes” El superior de Oseira, Enrique Trigueros, se refiere a la importancia del monasterio en el Camino de Santiago, porque asegura que desde el S-XII, “siempre ha habido hospital y hospedería, siempre se acogieron peregrinos y huéspedes”, porque “San Benito nos dice que acojamos a los huéspedes como a Cristo, es algo que forma parte de nuestra conciencia, aunque para nosotros significa trabajo” En relación al Camino señala que hay peregrinos que lo hacen por un sentimiento de espiritualidad, que los lleva incluso a participar en los oficios religiosos y en la Eucaristía, “pero por desgracia, una gran parte toman el Camino como algo lúdico. Quienes vienen de las diócesis tienen otro tipo de sentimiento más espiritual, aunque para la mayoría no tiene ese sentido tan profundo”. El superior considera que el sentido del Camino ha cambiado y que hoy en día “se promueve por el turismo pero no tanto desde la perspectiva espiritual”. El monje afirma que la construcción del nuevo albergue está motivando numerosas reservas en este Año Jacobeo. “Hay reservas de muchas diócesis, de grupos de 40, 50 y hasta de 100 personas, incluso con niños. Ellos le dan un sentido de encuentro espiritual”. Enrique Trigueros también reconoce que muchos visitantes “vienen a ver el monasterio como pieza arquitectónica, pero también es un lugar donde habita una comunidad monástica, en donde ha ido haciendo su casa, es un lugar en donde el monje se santifica, es un lugar sagrado por mucha belleza que tenga y por mucha joya arquitectónica que sea, es el lugar donde se fragua nuestra santificación personal”. El turismo, no obstante, afirma que es importante para el mantenimiento de Oseira. “Vivimos de los productos que elaboramos como el eucaliptine y las pastas, que también vendemos a través de la web. Una parte importante de nuestra economía se sustenta con las visitas al monasterio, no tanto por lo que se cobra, sino por las ventas de los distintos productos que tenemos en la tienda”. Precisamente, durante esa misma mañana, un numeroso grupo de excursionistas procedentes de Andalucía llegaba al Monasterio de Oseira para realizar una visita guiada y al mismo tiempo detenerse a comprar en la tienda