El proyecto urbanístico para erradicar el chabolismo dispone de todas las autorizaciones oficiales

El alcalde de Maside solicitará a la Xunta la licitación de nuevas edificaciones en A Fontela

Asentamiento de chabolas en A Fontela, junto a la carretera N-541. (Foto: Martiño Pinal)
El programa para erradicar el chabolismo en el poblado de A Fontela, en Maside, acumula ya tres años de trámites y sólo está pendiente de la ejecución del proyecto. El alcalde, Celso Fernández, urge a la Xunta la adjudicación de las obras.
El proceso iniciado en agosto de 2006 para la construcción de unas viviendas dignas para los habitantes del poblado gitano de A Fontela, en Maside, todavía no ha culminado a pesar de que los trámites administrativos están totalmente resueltos. En este sentido, el alcalde del municipio, Celso Fernández, recuerda que ‘a modificación urbanística dos terreos que acollerán as casas xa dispoñen dende o ano pasado do visto bó tanto do Ministerio de Fomento como da Dirección xeral de Urbanismo’.

Así, el regidor socialista ha solicitado para el mes de septiembre ‘unha entrevista coa conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato, co obxectivo de desbloquear un plan que xa acumula tres anos e que aínda non foi executado’. Celso Fernández instará a la responsable autonómica ‘a que se liciten e adxudiquen as obras ó traverso do convenio asinado entre a anterior Vicepresidencia da Xunta, a Consellería de Vivenda e o noso Concello cun investimento global de 3,1 millóns de euros’.

El proyecto contempla la construcción de 23 viviendas unifamiliares y una capilla para el culto evangélico en terrenos con una superficie aproximada de 26.000 metros cuadrados, y situados en las inmediaciones de A Fontela y de la carretera Ribadavia-Cea (Eixo do Ribeiro). El régimen inicial de titularidad de las casas propuesto por la anterior Consellería de Vivenda sería de alquiler, con unas cuotas mensuales de entre 110 y 150 euros para los inquilinos.

HISTORIA

Un foco insalubre a 100 metros de la villa

El poblado de A Fontela comenzó en los años 70 del pasado siglo como un asentamiento provisional que, con el paso del tiempo, se convirtió en definitivo para 20 familias de etnia gitana que habitan otras tantas chabolas fabricadas con madera y chapa. Los 90 vecinos de este barrio suelen acumular junto a la carretera N-541 la chatarra y las piedras rústicas con las que negocian, mientras que la basura generada en las casetas llevó al Concello de Maside a solicitar de la Xunta una campaña de desratización y a la instalación de contenedores. La Consellería de Medio Ambiente acometió el pasado año la retirada de residuos y el acondicionamiento del entorno.

Sin embargo, las costumbres de la etnia son invariables y el foco insalubre se mantiene a 100 metros del casco urbano de Carballiño.

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