La tradición vive en Dacón

photo_camera Antón Covelas, un bebé de 23 días, es el protagonista este año del nacimiento viviente de Dacón, que tras un año de interrupción por la pandemia, ha vuelto a la carballeda da Garrida. Se trata de una tradición de 34 años en la que participan cerca de 70 personas. No falta Herodes, los Reyes Magos, un séquito de romanos o el Ángel. Tampoco puestos con herrerosy artesanos.

Antón Covela Bueno, nacido hace 23 días, representó este sábado en Dacón la tradición y la ilusión. La primera por dar continuidad a la 34 edición del Belén viviente; la segunda por perpetuar los nacimientos en el rural, pues su familia se quedará en la localidad.

Dacón se encargó, tras un año de parón a causa de la pandemia, de perpetuar en la provincia la parte más religiosa de estas fiestas. El tiempo respetó y las cerca de 70 personas que participaron en la organización y escenificación de su Belén viviente pudieron cumplir con la tradición una vez más, y ya van 34. 

Catalino Mosquera, uno de los promotores -y que sigue “en activo”-, recuerda en la plaza de San Roque, antes de comenzar, por qué se inició esta costumbre en esta localidad carballinesa: “Comezamos co Entroido e saiunos tan ben que pensamos que había que argallar outra cousa”, cuenta. “Antes facíase un Belén con figuras na igrexa, nós tamén participabamos. O que pasa é que foron desaparecendo algunhas pezas, outras rompían e outras quedábanse antigas… Entón dixemos: ‘Hai que facer un viviente’”, añade. 

Sin embargo, lo que más le gusta a Catalino es “a unión do pobo” que se materializa en este evento. También acuden participantes de localidades próximas. En total, casi 70 personas para perpetuar la tradición en Dacón: “Sendo Nadal e participar nesto coa familia é bastante emotivo”, explica Iván González, de 16 años y que lleva acudiendo a Dacón desde hace tres años. En todo este tiempo ya ejerció el papel de romano y el de ángel. Iván es uno de los participantes de los pueblos aledaños, en su caso, de Carballeda (O Carballiño). “Eu teño motivos moi persoales para vir, porque unha das almas do Belén era moi cercana a nós. É un acto enxebre e característico do noso pobo. Hai que tirar del”, apunta Antonio González, que esta vez hace de romano. Se trata de otro de los veteranos y quizá uno de los que más papeles interpretó: Desde Rey Mago, hasta San José. 

MASIDE (DACÓN). 25/12/2021. OURENSE. Representación do tradicional belén vivinte, na súa XXXIV edición, con misa posterior. FOTO: ÓSCAR PINAL

Centurións romanos.

En la plaza de San Roque se dan cita todos los participantes: desde los más jóvenes -el niño Jesús tiene 23 días de vida-, hasta los más veteranos, como Catalino. Libreta en mano, repasando posiciones y dando indicaciones, Narciso Calvo, uno de los cinco encargados de la coordinación; camina de un lado a otro para iniciar la bajada a la carballeira da Garrida, lugar en el que esperan los puestos, oficios tradicionales y el pesebre donde se va a desarrollar toda la acción: “Aquí, dende fai 34 anos, todo o pueblo colabora neste evento. Non é a única tradición arraigada, senón que tamén está a comparsa do Entroido, que leva o mesmo tempo, ou a festa da Santa Rita”, subraya. “Este ano tivemos que reformar un pouco o decorado porque había cousas un pouco antigas. Para poder facelo sorteamos un porquiño. Vendemos casi 1.000 rifas”, añade. 

Los romanos, los escribas y Herodes son los encargados de iniciar la recreación. Bajan en sus caballos por la carballeira, en donde los visitantes comparten espacio con los actores. Hay artesanos, “ferreiras” e, incluso, pequeños que ofrecen a los asistentes marrón glacé. 

MASIDE (DACÓN). 25/12/2021. OURENSE. Representación do tradicional belén vivinte, na súa XXXIV edición, con misa posterior. FOTO: ÓSCAR PINAL

Este año es la familia Covela Bueno quien lleva el peso del nacimiento viviente. Francisco y Almudena fueron padres hace apenas 23 días y su pequeño Antón es el encargado de dar vida al niño Jesús. La pareja, que ultima su instalación en el pueblo, asegura que “deixarlle un recordo bonito” al recién nacido es lo que les animó a participar. “O pequeno vaise criar aquí no pobo e esta é unha experiencia máis”, cuenta Almudena. Antón encarnó la tradición, pero también la esperanza en el rural.

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