El sumiller Luis Paadín, que los catalogó en Monterrei y O Ribeiro, reivindica su promoción turística

Cinco lagares rupestres dan fe de lo ancestral de la viticultura

El Consello Regulador da Denominación de Orixe Ribeiro presentará en la próxima Feira do Viño (primer fin de semana de mayo) una exposición de imágenes sobre los 23 lagares rupestres localizados en Galicia por el sumiller coruñés Luis Paadín, también profesor de Hostelería y experto divulgador de vino.
Cinco de ellos están ubicados en la provincia de Ourense, concretamente el Lagar dos Mouros, en Monterrei, y los otros cuatro en la comarca de O Ribeiro: dos en Ribadavia y otros dos en Carballeda de Avia. Paadín asegura que informó a Patrimonio de la Xunta sobre los hallazgos, con el fin de que se realice una catalogación de los mismos, si bien declaró que por el momento no se ha dado ningún paso en ese sentido.

Por ese motivo, el objetivo de la exposición consiste en dar a conocer estos lagares rupestres, que en otros lugares como La Rioja y en el país vecino de Portugal no sólo están catalogados como bien arqueológico sino que también son utilizados como un reclamo turístico dentro de las rutas del vino.


ESTUDIOS

'Los estudios arqueológicos de los lagares existentes en Portugal podrían situar los orígenes en la Edad de Hierro-época romana; y los más antiguos, atendiendo a sus estructuras y a un entorno con abundantes grabados rupestres de origen castrexo, datarían de finales de la Edad de Bronce, pero todavía no existen pruebas concluyentes', apuntó Luis Paadín.

La exposición será itinerante y se inaugura el próximo 3 de marzo en el Castillo de Santa Cruz,en Oleiros, contando con la colaboración del Consello Regulador do Ribeiro, y antes de ser presentada en Ribadavia. 'Constituyen la prueba fehaciente de la tradición milenaria de la elaboración de vino en Galicia', matizó el sumiller.

LOS PRIMEROS VINOS FUERON BLANCOS Y CLARETES

'Los lagares más sobrios habrían sido tilizados para estrujado directo de frutos y bayas, o bien empleados para la obtención grasas vegetales o animales. La mayoría de ellos estarían destinados en un principio para la elaboración de vinos blancos o claretes (pudiera ser que también aceite). En algunos se realizaron posteriores adaptaciones para poder elaborar vinos tintos', señala Paadín. Añade que tienen 'diferentes morfologías: circulares, ovoides, prevaleciendo las formas rectangulares; además, están provistos de numerosos rebajes, canales y piscinas, entre otros elementos'.

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