La ourensana Sara Casasnovas vivió ayer una jornada muy especial al presentar su primer trabajo como directora, el corto "Escarabana", en la ciudad.
¿Cómo y por qué surge esta idea?
Escarabana surge de una imagen de dolor, del encontrarme de nuevo fisurada en el eco de una repetición que ya soñaba aceptada, de la soledad y la lucha contra mis ansias, de verme hambrienta bajo la lluvia.Tomé como punto de partida un relato que el compañero Antonio Rojano escribió para teatro y lo preñé de vampirismo y tierra mojada.
¿Fue primero la historia y después el deseo de dirigir o el deseo de dirigir llevó a buscar la historia?
Ambos se encontraron, y esta vez decidí materializarlo.
Directora y actriz en el mismo trabajo, ¿no es un poco locura?
Si la necesidad de expresión artística es una locura entonces estoy de atar. Y me encanta rodearme de locos creativos que también aporten su locura. Locura entendida como emoción y aventura, a mi me parece muy cabal. Un trabajo que afronto con alegría y un altísimo nivel de compromiso conmigo misma para empezar, con tolerancia y sosiego. Tomando la oportunidad.
Una vez visto el resultado, ¿qué sensación le ha quedado?
La sensación de haber parido, de haberlo sacado del vientre. Recuerdo que un marinero me dijo antes de empezar a rodar que viviera la experiencia como un golpe de mar. La sensación me caló, casi literalmente.
¿Ha contado lo que deseaba en un principio o ha descubierto en el proceso otras lecturas de que tal vez no había previsto?
La esencia del principio habita en la historia pero el proceso mutó la forma notablemente. El guión fue una guía que se convirtió en papel mojado a cada paso en pos de una realidad aún mas interesante.
¿Dirigir seguirá formando parte de futuros proyectos?
Deseo que así sea. Significará que sigo viva.
