En 2003 el Ministerio de Fomento se comprometía a finalizar la A-52 hasta Vigo. En esta década se han sucedido proyectos y estudios, pero los viajeros procedentes de Ourense siguen sufriendo la vieja arteria A-55

10 años con la autovía sin terminar

Francisco Álvarez Cascos y Corina Porro en 2003, cuando se prometió una nueva autovía. (Foto: ARCHIVO)
El 5 de mayo de 2003, el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, se comprometía con Corina Porro, candidata a la Alcaldía de Vigo por el PP, a poner en marcha el proceso para construir una nueva autovía entre Vigo y Porriño que supondría finalizar por completo la A-52 Rías Baixas desde Benavente y jubilar la A-55, sinuosa y llena de peligro, con 30.000 coches a diario circulando entre 60 y 80 por hora.
Diez años más tarde, y varios ministros y dos alcaldes después, la A-55 continúa siendo la de 2002 y todos los proyectos, anuncios y compromisos se han difuminado. En los últimos Presupuestos del Estado ni siquiera aparece una consignación para esta obra, que parece archivada, y durante años las partidas eran simbólicas.

Incluso antes, en 2002, Fomento presupuestaba 1,1 millones de euros para reformar determinados tramos del recorrido, sobre todo los de las curvas de Mos. En 2007 se aprobó el estudio informativo e incluyeron 550.000 euros en el Presupuesto General del Estado, otra partida de 200.000 euros para 2008 y 100.000 para 2009.

En julio de 2008, el alcalde vigués Abel Caballero aseguraba que el asunto estaba en marcha gracias a sus gestiones y que ya había un acuerdo para iniciar la obra en 2009, en parte subterránea con un túnel de 2,5 kilómetros bajo Puxeiros. El alcalde dio todas las seguridades y anunció que la obra estaría en el Presupuesto para 2009. No fue así. En mayo de 2009, de nuevo Caballero garantizaba que la A-52 Vigo-Porriño comenzaría a construirse en 2012 y que Fomento adjudicaría de inmediato el proyecto del nuevo vial desde el final de la avenida de Madrid, a la altura del Seminario. La obra costaría 170 millones de euros y tendrá una longitud de 10 kilómetros. Su redacción requería de un plazo de 18 meses debido a la complejidad técnica del trabajo, sobre todo por el trazado del túnel. El plazo se superó y nunca llegó la obra.

En la Dirección General de Tráfico se mantiene una idea: todo lo que se ha podido hacer con la autovía desde su punto de vista se ha hecho, con la instalación de radares fijos y móviles y colocando 60-80 kilómetros de velocidad máxima para reducir la siniestralidad de la 'autovía da morte', con éxito, vista la reducción en picado del número de víctimas. No obstante, los accidentes continúan siendo diarios, aunque en la mayoría de los casos solo con daños materiales. 'Todo depende de Fomento', señalan en Tráfico de Pontevedra.

Por su parte, la Confederación de Empresarios de Pontevedra dio una solución: liberar el peaje del último tramo de la Autopista del Atlántico, entre Vigo y Porriño (que mueve apenas 5.000 vehículos al día), en lugar de construir otra autovía. También el grupo portuario Logidigal -que cuenta con transportistas- apuntó esta opción como la mejor fórmula para reducir tráfico y mejorar la movilidad en el área.

Mientras, el Concello de Mos ha advertido que no aceptaría la construcción de otra vía de alta capacidad que cruce el ayuntamiento y lo parta en dos. Propone también liberar el pago de la autopista, de muy baja utilización.

Te puede interesar