La utilización del teléfono se adelanta cada vez más y afecta negativamente en el rendimiento escolar
La adicción al móvil es un creciente problema entre los jóvenes ourensanos y una cuestión que preocupa a expertos, padres y profesionales. No solo por el tiempo perdido para hacer relaciones sociales –que también– sino por el mal uso que se da de los mismos y el bajo rendimiento que causa a medio plazo.
"O uso que se fai en moitos casos causa nos rapaces unha escasa tolerancia á frustración e polo tanto, afástanse do éxito persoal, xa que unha das claves é aprender a fracasar", señala Manuel Isorna, profesor de Ciencias de la Educación en el Campus. En general, este experto aprecia ya una "intolerancia a todo o que non gusta", debido a la facilidad de los móviles para seleccionar solo lo más afín. También, por supuesto, a la "ilusión de popularidad", que les anima a buscar de forma indiscriminada la aprobación ajena.
Los datos de la Unidad de Psicología del Consumidor y Usuario, que coordina el profesor Antonio Rial Boubeta en la Universidad de Santiago de Compostela, referidos a 2017, tienen una diagnosis clara: el 97,8% de adolescentes usan internet de forma regular, el 93% está registrado en alguna red social, y más de la mitad (el 51%), en cuatro o más.
La media de acceso al primer móvil se ha rebajado entre los adolescentes gallegos (con datos obtenidos a través de 3.400 entrevistas hechas por el equipo del profesor Boubeta, que se pueden extrapolar a Ourense, según el autor) hasta los 11 años, aunque uno de cada 3 ya lo tiene incluso antes.
Lo que queda claro es que hay un uso abusivo del mismo. El 29,4% se conecta más de 5 horas al día a internet a través del móvil, y el 22,5% reconoce conectarse más allá de las 12 de la noche. Y lo más preocupante, solo el 27,6% de los padres controla a sus hijos.
El denominado "uso problemático", ya que el término adicción al móvil no está reconocido todavía por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima ya en el 17,4 % de los adolescentes.
Delitos y problemas
El uso problemático se asocia a delitos como el cyberbullying, del que el 8,9% de los consultados afirma haber sido víctima, o el sexting, en el que afirma haber participado de forma activa el 4%, y también al bajo rendimiento. "Estamos comprobando que os que usan o teléfono, cun perfil como o das rapazas de 13-15 anos, abandonan antes a actividade física e baixan o rendemento. Hai unha relación entre canto máis redes sociais teñen activas, maior é o número de suspensos".
Padres e investigadores no coinciden en su visión
Los padres piden que los currículos escolares enseñen el buen uso del teléfono, mientras que los expertos apuntan a que es un problema familiar. "O sitio onde mellor uso se fai do móbil é no colexio, é fóra é onde se fai o uso indebido", apunta Isorna.
En el colectivo de los padres, el presidente de la Federación de Anpas de Ourense, José Antonio Álvarez Caride, defiende el móvil como "una herramienta más dentro del aula como ordenadores, tabletas, libros o pinturas". Cree que no es necesariamente negativo. "Mejor formar a la comunidad educativa que prohibirlo al 100% y perderse los beneficios", añade, por lo que propone que incluso se enseñe su buen uso en las aulas. En esto difiere Isorna, que dice que "o colexio non pode ser o que se encargue de todo".
El profesor de Rial Boubeta señala que "más de la mitad de los de la ESO" lleva el móvil a clase, "y un tercio lo usa dentro del aula". No coincide con la idea de muchos padres: "No es normal que con 12, 13 o 14 años lleven el móvil a clase".
La psicóloga infantil Patricia Velasco habla de la nomofobia (miedo a estar sin móvil) creciente entre los jóvenes. "Les genera ansiedad y afecta al rendimiento escolar", explica. Y un problema más: "Cuando hay casos de ansiedad desde pequeños, se está generando que eso sea recurrente a lo largo de sus vidas". Señala que los padres "antes eran más firmes" y que "los grupos de guasap que tienen los padres no ayudan".
