Superintendente de la Policía Local de Ourense

Abelardo Ulloa: ‘Es una desgracia que la Policía Local sea el cajón de sastre del Ayuntamiento’

Abelardo Ulloa, en su despacho el pasado jueves por la mañana. (Foto: Xesús Fariñas)
Ha sobrevidido a cinco alcaldes, 15 concejales del ramo, y a día no le duelen prendas en referirse a la Policía Local de la ciudad como ‘cajón de sastre’ o la ‘mano de obra barata’ del Concello. Y aún así, Álvaro Abelardo Ulloa, el máximo responsable de ese Cuerpo, no ve recompensado el servicio porque cada vez son menos y con más ocupaciones añadidas desde otros ámbitos competenciales.
Álvaro Abelardo Ulloa Pardo (54 años) suele excusar las entrevistas, tal vez porque sabe que cuando habla hiere sensibilidades. Casi siempre políticas. Pero como la experiencia es un grado, comienza a conversar siendo políticamente correcto aunque no tarda en llamar a las cosas por su nombre. Las imposturas no van con él. La complacencia, tampoco. Y a la tercera foto comienza a protestar.

Usted que ha trabajado con el PP y ahora con el bipartito, ¿qué partido ha sido más sensible a sus peticiones?

Empezamos bien. En los casi 24 años que llevo aquí no tuve queja de ningún político. Me considero un privilegiado por el trato dispensado. Es cierto que han entendido bien la problemática de la policía y me consta que han querido hacer inversiones en función del rédito que le iban a dar con el ciudadano. Pero las circunstancias de tiempo y lugar hacen que su gestión sea mejor o peor, mucha veces condicionados por referentes externos a ellos.

Pero tenemos 17 policías menos ahora que hace tres años.


Cuando entré éramos 161, hoy el cuerpo tiene 148 en plantilla orgánica, porque operativos hay 127. Tenemos una legislación en materia de acceso a los cuerpos policiales muy dura ya que un policía para acceder necesita casi un año, y si las concejalías de Personal del Ayuntamiento no han funcionado como debían es la consecuencia de la carga que tenemos hoy. Si no cubres las bajas por jubilación en ese año siempre vas acumulando desfases entre las fechas de las oposiciones y la fecha en que toman posesión.

Sin olvidar que en la Relación de Puestos de Trabajo hay menos plazas y eso sí es responsabilidad del Concello.

Eso es cierto. Ocurre que en ocasiones cuando se elaboran las RTPs y los presupuestos municipales hay determinadas plazas que desde 1986 se han ido amortizando. Tenemos 14 menos que hace 23 años.

¿Pero cómo se explica que esto ocurra en una ciudad que desde entonces ha ganado población y necesidades?

Esa es la realidad. Habremos hecho posiblemente más de 20 estudios de dimensionamiento de plantilla y necesidades. Y las cosas se mantienen, por eso cuando presento la memoria es una de las cosas de las que más amargamente me quejo.

¿Entonces la sensibilidad de la que hablaba no es tal?


Sí, pero hay que tener en cuenta otros condicionantes como, por ejemplo, la crisis y que hay otras necesidades más perentorias, que me quitan fuerza moral. Siempre, por desgracia, los recortes recaen en la misma concejalía y en el mismo servicio.

Estos días han vuelto a la palestra los coches que no pasan la ITV, la falta de armas... ¿Da la impresión que tenemos un cuerpo decadente?

No soy partidario de rasgarme las vestiduras. No comparto esas posturas de benevolencia extre ma o del análisis edulcorado del político de turno pero tampoco esos juegos en los que entran a veces los sindicatos. El ciudadano no es estúpido y sabe lo que hay de fondo. Es cierto que tenemos vehículos que no pasan la ITV pero hay que ver el porqué. Son vehículos que en su momento fueron objeto de una donación y que no fueron preparados policialmente y hubo que adecuarlos después y ahora es cuando nos dan problemas. Pero también es cierto que en los presupuestos de este año no figura ni un solo euro para gastos de material de la Policía Local. Es una desgracia que seamos el cajón de sastre del Ayuntamiento donde caen todos los problemas complejos y no se invierta nada en ese cajón. Y somos de los pocos servicios que damos a la Administración unos ingresos considerables que tampoco revierten aquí.

Habló hace poco de que los policías son mano de obra barata. ¿Le han tirado de las orejas?

A mí ya me conocen y saben cómo soy. Lo dije con pleno conocimiento de causa, le aseguro que no fue una ‘arroutada’. Tenemos una ley de ruidos cuyas mediciones debieran asumir técnicos cualificados, y la Administración, porque su plantilla está mal dimensionada, resuelve el problema mandando a los policías. Lo mismo ocurre con la evaluación de riesgos en la Ley de Violencia de Género. No me parece adecuado que con un burdo test que cubre un agente con una valoración muy subjetiva pueda depender a veces la vida de una mujer... Lo mismo, con las inspecciones de trabajo, la Ley Antitabaco... A mí me asombra la estoicidad de algunos que asumen y tragan.

¿Al menos las encuestas ciudadanas le favorecen?


Sí, el chequeo telefónico que hacemos nos está dando buen resultado para tener un certificado de calidad en el futuro. El ciudadano, que no es tonto, nos tiene muy valorados.

¿Con el tema del botellón no han vestido a un santo para desvestir a otro: blindan As Mercedes para pasarle el problema a La Alameda?

Siempre ha sido así. Controlamos un lugar y pasa a otro. Pero ocurre en toda las ciudades salvo que establezcas un lugar ‘ad hoc’. Es un tema muy problemático. En lo que primero se plasma el malestar es en ruidos, basuras, actos vandálicos y se dejan de lado otros problemas como peleas, accidentes, intoxicaciones etílicas, prácticas sexuales de riesgo, resacas, cirrosis, fracaso escolar..., que aún no se han evaluado porque nos quedamos con lo inmediato. Habría que ir a la etiología del botellón para saber dónde se debe tocar. En la última junta de seguridad -yo no estuve- se acordaron actuaciones para controlar el botellón pero olvidaron meter a una parte muy importante, los jóvenes. Y, además, no es un problema sólo de la Policía Local sino que todas las administraciones deben implicarse. Dentro de unos años los hospitales van a estar llenos de sidas, cirrosis, gonorreas..., si la gente sigue consumiendo bebidas alcohólicas desde tan tierna edad.

¿Pero los vecinos entienden que hay más permisividad con unas zonas que con otras?

En La Alameda, hay permisividad porque no podemos actuar con contundencia. Yo, en esa junta local, hubiera planteado: sí o no. Posturas claras. Pero mi forma de ser puede que no sea la más adecuada para atajarlo y pasa por soluciones más políticas vinculadas con la sociedad. En breve plazo, creo que tendremos alguna indicación a raíz de las conclusiones que se extraigan. La medida inmediata es minimizar el impacto con control policial.

El PP lo tiene claro: aplicar la ordenanza de ruidos.


¿Multas de 1.500 euros a un joven que está estudiando? Un despropósito sin aplicación práctica.

¿Habrá entonces botellón para rato en la Alameda?


Si ya salió una vez de allí, puede salir otra. Demos un margen de confianza.

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