Se acabó el ocio nocturno pero la Policía continúa alerta

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photo_camera Un precinto de la Policía Local en As Mercedes.
La última noche de pubs fue silenciosa, sin afluencia de gente y entre precintos en las zonas calientes

La última noche de ocio nocturno, lejos de ser escenario de una despedida por todo lo alto,  fue silenciosa y pasó totalmente desapercibida. Numerosos bares y restaurantes de los Vinos se retiraron la noche del jueves antes de la 1,00 horas de la madrugada y fueron muy pocos los pubs de ocio nocturno que se atrevieron a abrir sus puertas para decir el último adiós. Los que sí lo hicieron tuvieron sin embargo una baja afluencia de clientes. Ayer los pubs y discotecas ya no pudieron abrir y los bares y restaurantes sin terraza solo pudieron estar hasta la media noche, cuando pasaron a entrar en vigor las nuevas restricciones. 

No hubo botellones ni grupos en la calle, sin embargo y a modo preventivo, un dispositivo policial a dos bandas -entre la Local y la Nacional-circuló por las zonas que las pasadas semanas fueron más problemáticas. No se levantó ningún atestado en toda la noche. Desde el Concello afirman que fue tranquila y sin incidencias y, la propia Policía Local destaca que “hubo muy poca gente, tanto en la calle como en los bares, los cuales cerraron todos a su hora”. 

Los precintos también estuvieron a punto a partir de las 24,00 horas. As Mercedes, la explanada del Auditorio o la plaza de A Estrela mantuvieron durante toda la noche la cinta policial para evitar los botellones. Desde la Policía Nacional señalaron que tampoco registraron incidencias relativas a Seguridad Ciudadana. Además, desde las 23,00 horas de ayer inciaron un dispositivo de prevención coordinado por ellos en el que estarán integrados  seis efectivos de la Policía Nacional, diez  policías Locales, y cuatro agentes de la Policía Autonómica. El número de agentes para controlar que no haya botellones será similar al de ocasiones anteriores.

Jácome se solidariza ahora con el ocio nocturno, tras permitir el botellón

El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, emitió ayer un comunicado para “solidarizarse” con el sector hostelero. Un colectivo que sufre las conscuencias del aumento de los contagios y que ellos mismos achacan al botellón, una actividad ilegal que el Concello tardó semanas en prohibir en la ciudad.

El  regidor remitió cartas a la Xunta y al Gobierno de España para pedirles que socorran a los sectores económicos más afectados por la pandemia, especialmente al de la hostelería y, concretamente, a los trabajadores del ocio nocturno. El alcalde constata preocupación por el avance de los casos positivos covid, “al tiempo que se solidariza con un sector  que actuó de la manera más responsable posible”.  Sin embargo, tras el levantamiento del toque de queda, hasta en cinco ocasiones se vivió una situación de descontrol, en las que o bien la policía no tuvo efectivos suficientes para manejar los tumultos o bien no aparecieron. 

La Xunta recuerda que el botellón está prohibido y avisa de que cada participante puede ser sancionado con multas de entre 200 y 300 euros.

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