Acosó a su exnovia con emoticonos de ataúdes

Ramón G.C., ayer en el juicio celebrado en el Penal 1.
photo_camera Ramón G.C., en el juicio celebrado en el Penal 1. (M.S.)
El inculpado, que envió fotos de una pistola, ingresará en prisión si delinque

Los dos juzgados de lo Penal de Ourense son testimonio en primera línea de la actividad delictiva que registra la provincia, con señalamientos diarios por asuntos relacionados contra la seguridad del tráfico, violencia familiar, lesiones y contra el patrimonio (en ese orden de prevalencia). De hecho, tal como constata la Fiscalía en su memoria, las infracciones en el ámbito de la seguridad vial son las que más calificadas (797 en 2020), seguido de la violencia de género (355) y en tercer lugar, las lesiones.

Ramón G.C. (30 años) respondió este martes de una acusación por acoso grave y amenazas continuadas a su expareja a lo largo de 2020 y primeros meses de 2021. Admitió los hechos, aunque le costó y en un primer momento aseguró a la jueza que no los reconocía, y aceptó 170 días de trabajos en beneficio de la comunidad a cambio de no ingresar en prisión y con el visto bueno de la acusación particular que ejercía la perjudicada. Eso sí, el fiscal le advirtió que en el momento que detecte “un mínimo incumplimiento” del alejamiento o la prohibición de comunicar con la denunciante se optará por la cárcel.  Asimismo, deberá abonar a la mujer 1.000 euros en concepto de responsabilidad civil por los daños morales ocasionados con su comportamiento.

El inculpado mantuvo una relación sentimental con la denunciante hasta 2013 y “desde entonces los comportamientos obsesivos de Ramón no han cesado a pesar de los años transcurridos y de las condenas impuestas por violencia de género”. El juicio de ayer ventiló el estado de desasosiego en el que vivió la denunciante tras las llamadas y mensajes que de forma compulsiva realizó el acusado. Este último envió wasaps con fotos de armas (en una se ve un maletín con una pistola, un cuchillo y unas balas), además de una calavera y emoticonos con ataúdes. Por este motivo, las acusaciones incluyeron el delito de “stalking” (acoso reiterado) en sus escritos de calificación.  Pero también hubo amenazas de muerte (“La herida te la voy a hacer en el medio del pecho”)  a ella y a su perra (“Como la pille te quedas sin ella.  ¿Quién la pagó?, muerta de hambre”).

Según la acusación, ya fue condenado por pasar a caballo delante de la casa de la expareja con una pistola en la mano o incluso en plena madrugada tocando el claxon en repetidas ocasiones.

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