“Ahora tiran las cenizas al río"

Este 1 de noviembre faltaron las aglomeraciones, los actos conmemorativos y las misas, con algunos de los camposantos de la provincia, como el de Santa Mariña, casi vacíos. Mientras, los tenderos intentaban vender a última hora las máximas flores posibles para evitar tirarlas, algo que sucedía en masa en los grandes viveros. Más allá del miedo al virus y las restricciones consecuencia de él, el silencio de cada cementerio hacía recordar cómo la época en la que estas celebraciones eran parte importante de la vida social de la provincia ha quedado atrás. Manuel Uruburu, vecino de Loiro, llegaba a media mañana al cementerio de San Francisco. Los cierres perimetrales no le afectaron, así que pudo visitar el recuerdo de sus seres queridos: "Barbadás y Loiro están unidos por la pandemia". El ritual que lleva a cabo todos los años no se ha visto afectado este año: "Vine ayer para limpiar la sepultura y hoy a poner las flores, rezar la oración y marchar lo más rápido posible para evitar problemas de aglomeraciones". Tiene dudas sobre la supervivencia de las tradiciones: "Las respetaremos mientras estén los mayores y luego ya se verá. La gente de mi edad ya no pasa por la iglesia", reconoce Uruburu, quien lamenta que haya personas que solo acudan al camposanto una vez al año: "Te pasas en octubre por aquí y encuentras flores caducadas sobre las tumbas. Yo intento venir de vez en cuando, y casi prefiero cualquier día menos este, que me parece una feria. Hay quien visita el cementerio solo hoy, porque le da vergüenza que su tumba no tenga flores. Solo se acuerdan cuando lo marca el calendario, pero el sentimiento real se siente todo el año, no es cosa de un día". Julia Cacheiro, mientras coloca las flores, lamenta el traspiés que ha sufrido este año tanto esta celebración como la práctica totalidad de actividades sociales, pero recalca cómo "no se le puede echar la culpa a nadie, solo al bicho". Hay mucha menos gente en el cementerio, ya no se puede venir en familia y la tradición "se está perdiendo. A mí aún me pilla muy cerca, de haber venido con mi madre. A mis hijos ya les toca menos". Su marido añade cómo "ahora lo que impera es la cremación. Luego tiran las cenizas a un río, o al mar, ¿a dónde vas con una ofrenda de flores? ¿A un crucero por el Mediterráneo y rezamos un Padrenuestro por el camino?". Esperan que para el año todo cambie para bien, "porque si cambia para mal, todos para el agujero", y señala con retranca hacia una tumba. Los escasos visitantes, más allá de creencias, intentan mantener la tradición por respeto a sus antecesores. Un joven acudió a San Francisco con una flor al final de la mañana, a pesar de que se considere ateo: "Sé que a mi abuela le gustaría. Hay que tener estima por las generaciones pasadas". Dos hombres que charlan en los caminos del cementerio añaden como "coas novas xeracións, isto de vir ao cemiterio acabouse. Para a maioría de xente, esta ponte é para marchar de vacacións e punto". A lo largo y ancho de la provincia, escasa afluencia y "buen comportamiento" Visitas escalonadas y de médico. Así fue la tónica de la jornada dominical en los camposantos municipales y parroquiales de Allariz, Bande y Celanova. Muchos vecinos ya habían aprovechado las jornadas previas para limpiar las sepulturas y llenar de flores los nichos y sepulturas de sus seres queridos. Las restricciones de movilidad restaron afluencia de público en el camposanto municipal banduense, y en el cementerio parroquial de San Verísimo, en Celanova, los voluntarios de la iglesia y Protección Civil encargados de vigilar las instalaciones destacaron el "buen comportamiento de los vecinos", y la misma situación se dio en el cementerio de Allariz. Algunos de los vecinos no perdieron la oportunidad de mostrar su agradecimiento a los "porteros" agasajándoles con cafés y dulces a media mañana. "Nós xa viñemos onte, pero somos amigos e comprometémonos a traerlles hoxe o almorzo", confesaban entre risas Javier y Sol, ante el agradecimiento de Alfonso, Mari Carmen, Manolo y Rosa. VERÍN Y A LIMIA En la villa del Támega, Protección Civil veló porque la entrada al cementerio se produjera de manera ordenada y cumpliendo los protocolos establecidos a causa del covid. El Concello promovió en los días previos un operativo de control para diferentes núcleos de Verín. De esta manera, pudieron rendir homenaje a sus difuntos, aunque no durante más de media hora. Diferente estampa se vivió en otros municipios de la Comarca de Monterrei, como fue el caso de Cualedro. Allí los vecinos pudieron acceder a visitar el camposanto durante el tiempo deseado y, pese al clima desapacible, el goteo fue incesante. El ambiente en este pueblo era de relativa tranquilidad puesto que, a día de ayer, no se contaba ningún caso positivo por covid en este municipio. A las 12,00 horas tuvo lugar la celebración de una eucaristía. En Xinzo de Limia, la afluencia de gente fue menor en comparación con otras villas próximas, ya que desde el Concello se había recomendado visitar el cementerio durante los días previos a la conmemoración de fieles difuntos con el fin de evitar aglomeraciones.