El dramático recuerdo de los incendios sufridos durante los últimos años no logró motivar a todos los propietarios de la ciudad para desbrozar sus terrenos cuando ayer terminaba el plazo marcado por la Xunta para hacerlo. Y, según defienden las agrupaciones vecinales, tampoco el Concello atendió en su medida este asunto. Así, desde Rabo de Galo se ven obligados a reiterar sus críticas de cada primavera. Los vecinos advierten que en el camino principal que comunica este barrio con el de O Couto se encuentran varias fincas “en un estado de total abandono y riesgo para las viviendas próximas”.
Por lo tanto, han solicitado por registro al gobierno local que haga cumplir la normativa autonómica para la gestión de la franja de protección próxima a las viviendas. “Temos que facer esta reivindicación todos os anos pola desidia do Concello na atención das necesidades do perímetro rural”, aseguran. También en 2020 advirtieron de la presencia de ratas y culebras entre la maleza sin desbrozar, y requerían al Concello que hiciera cumplir las ordenanzas. En su última solicitud, enviada el pasado viernes, adjuntaron incluso planos e imágenes por satélite, pidiendo una actuación “urgente” al gobierno local.
Uno de los últimos barrios en sufrir las consecuencias de esta inacción fue Mende, con un incendio que dejó calcinadas el pasado verano más de 50 hectáreas, 24 de monte raso y 28 de arboleda, extendiéndose hasta Pereiro. La proximidad de las llamas a las viviendas motivó un amplio despliegue de efectivos en su extinción, mostrándose una vez más la importancia de mantener limpios los alrededores de los domicilios.
Por último, desde la asociación de vecinos de Santa Ana do Pino diagnostican que la principal dificultad de este barrio es “estar repartido entre terreos propiedade do Concello, Adif e Fomento”. Para complicar aún más las cosas, “algúns pertencen a unha institución pero o seu mantemento corresponde a outra”, añaden. Pero, ante la ambiguedad, lo tienen claro: “¿Ti a quen lle pagas? Ao Concello. Os cidadáns pagamos a un representante para que xestione”.
Esta dejadez terminó afectando a su vida diaria: “Apenas temos contedores de vidro nin papel no barrio, porque, como non limpan, non hai sitio para colocalos”. Y también se aboca al olvido al patrimonio: “Aquí tiñan propiedades señores moi importantes, os do val do Regueiro. As súas terras chegaban desde Covadonga ata Santa Ana do Pino. Pois o seu escudo heráldico, gravado onde estaba ubicada a nosa antiga casa escola, atópase hoxe en día cuberto polas silvas”.
