Un acto de recuerdo une a los vecinos 50 años después de su anegamiento por el embalse

Alberguería perdura... en el corazón

 Momento en el que los vecinos lanzan las flores sobre las aguas del embalse. (Foto: Luis Blanco)
Se cumplen 50 años del anegamiento del pueblo de Alberguería (A Veiga) para la construcción del embalse de Prada. Más de 200 vecinos y descendientes de esta localidad, entre ellos un grupo que reside en Argentina, se reunieron ayer para celebrar el día de San Roque, el patrón del pueblo que yace bajo las aguas, que engulleron incluso a los muertos pues en el fondo quedaron restos del cementerio. Para recordarlos lanzaron al agua pétalos y flores. Además, disfrutaron de una comida y asistieron a una misa.
Alberguería existe, aunque ‘sólo quede en el recuerdo y el corazón’, dicen los vecinos y descendientes de este pueblo del municipio de A Veiga que fue anegado hace 50 años para la construcción del embalse de Prada. Más de 200 personas se reunieron ayer, tal y como vienen haciendo en los últimos años, para celebrar el día del patrón del pueblo, San Roque, con el fin de mantener viva la memoria de la localidad y reforzar los lazos de ‘vecindad’. En esta ocasión, fue más especial pues se cumplen 50 años de la desaparición de la localidad.

Las aguas del pantano engulleron el pueblo en 1958. Las 103 familias que lo habitaban (500 personas) fueron obligadas a abandonar sus casas , ‘algunas a golpe de fusil’, relatan, y tuvieron que emigrar a localidades de la comarca de Valdeorras y países como Argentina, Suiza y Alemania, entre otros. ‘El precio que pagaron por las casas fue de 350 pesetas, que entonces no llegaban ni para comprar un piso en Ourense. Y no se abonaron los cientos de las fincas que no fueron anegadas pese a que entrañaba la desaparición de un pueblo entero. Fue un drama y una injustica’, contaron.

El cementerio

Las aguas se tragaron hasta una parte de los muertos que descansaban en el cementerio y que, ayer, fueron recordados por los participantes en el encuentro mediante la suelta de flores y pétalos sobre las tranquilas aguas del embalse. ‘Quedó sepultada la historia de un pueblo, algunos difuntos, pero también la ilusión, la esperanza y el futuro’, lamentaron.

Recordaron que lo único que se salvó de la localidad fue la iglesia pero que las piedras fueron trasladadas a otro municipio, el de Rubiá, concretamente a Veiga de Cascallá donse puede contemplar el templo.

No obstante, el hecho de revivir el dolor por haber perdido lo que más amaban no fue obstáculo para compartir buenos momentos durante una comida que desarrollaron al aire libre y que fue precedida por una misa.

Y en esta ocasión de forma más especial pues se desplazaron hasta el entorno del embalse personas originarias de Alberguería que residen en Argentina, país desde el que han emprendido iniciativas para mantener el pueblo en el recuerdo como una página web.

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