Las iglesias de la localidad vianesa vuelven a ser una vez más un atractivo para los ladrones. Si hace apenas un año los templos de las iglesias de Solveira y Quintela de Humoso sufrían graves destrozos ocasionados por los asaltantes, esta vez fue el turno de las iglesias de San Cibrao y Mourisca, relativamente cercanas entre ellas.
En la madrugada del sábado, las puertas de ambos santuarios fueron forzadas para hacerse con “lo poco que había en el lampadario”, explica Luis Fernández Olivares, párroco de varias aldeas de Viana. “Revolvieron las dos sacristías, rompieron los lampadarios y las cerraduras de las puertas por las que entraron. Es más el destrozo que originan que lo poco que pueden llevarse”, añade. Y es que, ante los continuos robos, los párrocos retiran a menudo el dinero, para evitar precisamente que este caiga en las manos de los ladrones. Lo que no pueden evitar son los daños en las parroquias, algo que ya no saben “ni como frenar ni como hacerle frente”.
La Guardia Civil de Viana do Bolo se acercó hasta las dos aldeas y la denuncia ya ha sido interpuesta.
Este tipo de robos se repiten con asiduidad en el entorno, ya que la despoblación de muchas aldeas y lo “aisladas” que se encuentran algunas iglesias, facilitan la tarea a los ladrones, que no dudan en destrozar puertas de madera maciza para hacerse con algo de dinero u objetos preciados.
