El año más árido vacía los ríos hasta los peores niveles de toda su historia

Los ríos ourensanos están más sedientos que nunca. El año hidrológico más seco deja los caudales un 65% por debajo del promedio histórico, según el último parte elaborado por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, el pasado martes. La escasez de precipitaciones, que deja a día de hoy el año hidrológico más seco de la historia, sumada a las elevadas temperaturas, han agravado notablemente la falta de agua, que preocupa a administraciones y población. En esta línea, la Xunta alertaba ya hace días de que los niveles de los caudales son los más bajos de la historia. Seis de los principales ríos de la provincia lucen completamente secos, o con niveles muy bajos de agua, en parte de su cauce desde hace semanas. El Limia se mantiene sin caudal en Xinzo; el Arnoia no llega al metro de altura a su paso por la villa homónima; el agua desapareció del Támega hace casi un mes en Castrelo do Val; el Avia se puede cruzar a pie en Leiro, y el Arenteiro, en Carballiño, también. Incluso el Sil, el afluente más importante del Miño, se encuentra en valores muy reducidos a su paso por O Barco. LAS CONSECUENCIAS Los reducidos caudales tensionan los suministros municipales de agua de la provincia. Ribadavia volvió a imponer cortes esta semana, después de mantener las restricciones durante 14 días a inicio de mes, a causa de la sequía del regato Maquiáns. Los concellos buscan alternativas para asegurar el abastecimiento, tales como captar agua con camiones cisterna de otros ríos o depósitos. Pero además de problemas en el abastecimiento, la falta de agua afecta notablemente al ecosistema de los ríos. “A seca ten consecuencias graves na biodiversidade, na calidade da propia auga. En certos ríos hai problemas cos niveis de arsénico, porque aumentan perigosamente, noutros casosdetéctase e detecta bum de cianobacterias, coma no encoro das Conchas…”, explica Xosé Santos, de la asociación Ríos Limpos, que alerta de la falta de precipitaciones. “Nos anos seguintes esta situación vai ir a peor”, recalca. En las últimas semanas, se detectó la muerte de fauna en varios ríos. “En el regato Maquiáns hubo mortandad de truchas y también en zonas orientales de la provincia”, apunta Gabriel Fernández, pescador ourensano. “Desde nuestro club planteamos la opción de transvasar las truchas a otro río que sí tenga caudal, pero no hay recursos suficientes para hacerlo”, añade. Pese a la situación actual, tanto Fernández como Manuel Mouzo, presidente de la Federación Galega de Pesca, aseguran que las truchas volverán en invierno. “En ningún caso es irreversible, es peor cuando hay vertidos químicos. Con el paso de los años, la población se llega a normalizar”, señala Mouzo. LOS INCENDIOS Santos explica que, al margen de la falta de precipitaciones, la situación actual de los ríos también es consecuencia de los sucesivos incendios que azotaron la provincia. “Se miramos o que aconteceu no último medio século, houbo incendios recurrentes nos nacentes dos principais ríos: en San Mamede, en Larouco, no Macizo Central, nos montes de Avión…”, explica. Sin una repoblación adecuada en las zonas altas de los ríos, la superficie arbórea no se recupera y, por tanto, se reducen las lluvias. “Os bosques axudan a regular o ciclo da auga, se chove, o bosque empápase e vai soltando auga paseniñamente”, detalla. “Por iso é preciso facer unha xestión adecuada, para protexer os nacentes hai que protexer as árbores”, añade. HIDROELÉCTRICA, EN MÍNIMOS La escasez de agua empieza a pasar factura a la producción hidroeléctrica de la provincia. En los cinco primeros meses del año, se produjeron tan solo 890.000 megavatios/hora, frente a una producción de tres millones de en el mismo periodo de 2021. Un desplome sin precedentes.En 2020, durante los cinco primeros meses las centrales hidroeléctricas ourensanas produjeron 2,5 millones de megavatios/hora, 1,87 millones de MWh en 2019 y 2,75 millones en 2018, e incluso por detrás del 1,05 millones de 2017, el año de la anterior sequía prolongada. “Esta seca tan dura non se vai solucionar ata novembro ou decembro” Las precipitaciones acumuladas en este año hidrológico -que arrancó en octubre- en la provincia se reducen a 621,3 litros por metro cuadrado, según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Esta cifra supone un 43% menos que la media histórica, que se sitúa por encima de los 1.000 litros por metro cuadrado. Así, las lluvias que caigan en los próximos meses serán clave. El meteorólogo Juan Taboada, de Meteogalicia, es cauteloso respecto a los pronósticos de otoño. “No caso de Galicia, as previsións estacionais son pouco fiables, porque temos influencia do Atlántico e da Península”, apunta. “Non vemos realmente que a situación vaia cambiar moito a curto prazo, pero están chegando masas frías ás Illas Británicas que si poderían traernos borrascas”, señala. Aún así, Taboada recuerda que todavía falta mucha lluvia para solventar la sequía: “Ata novembro ou decembro non poderemos falar dun horizonte normal, pero iso non quere dicir que a seca se vaia agravar”.