Cuatro jóvenes entre 26 y 27 años -los hermanos Daniel Alejandro y David C.D. , Pablo R.F. y Marcos M.S.-se sentaron en el banquillo del Penal 2 acusados de un delito contra la salud pública por tráfico de hachís y marihuana desde un piso del número 7 de la Rampa de Sas (O Couto) y desde una vivienda de Untes. Todos ellos fueron detenidos, junto a otras dos personas que finalmente no fueron acusadas, en el marco de la operación Txoko.
La Policía Nacional comenzó a hacerles un seguimiento en diciembre de 2004 ante las quejas vecinales sobre la afluencia de jóvenes al piso de O Couto. Además de las actas de intervención a consumidores, registraron la vivienda el 26 de enero de 2005, en la que hallaron dos habitaciones con macetas de marihuana de diferentes tamaños. Según explicó la fiscal, en unos de los cuartos, en el que había 17 tiestos, había un sistema de riego de circuito cerrado así como dos lámparas encendidas para el crecimiento de las plantas, así como hachís repartido por toda la casa. En Untes, encontraron 15 plantas, repartidas entre el baño y la terraza.
La acusación sostiene que las plantas estaban destinadas al tráfico porque en el piso había una balanza de precisión y una libreta con anotaciones, según dijo, referidas a la venta de droga. Incluso aparecieron 137 cajetillas de tabaco vacías en las que, según al fiscal, se introducían las barras de hachís. En total, la policía aprehendió 1.361 gramos de resina de cannabis, valorados en 6.030 euros, y 1.663 gramos de planta de cannabis seca.
Testigos y dos de los acusados coincidieron en asegurar que en la vivienda de la Rampa de Sas, en la que llegaron a vivir hasta nueve personas, los hermanos eran los encargados de cuidar las plantas. Todos los letrados plantearon la prescripción del delito por el tiempo transcurrido, ya que 'no se practicó ninguna diligencia de instrucción sustancial en tres años'. Por lo visto, una parte del expediente desapareció y hubo que reconstruirlo.
La acusación sostiene que las plantas estaban destinadas al tráfico porque en el piso había una balanza de precisión y una libreta con anotaciones, según dijo, referidas a la venta de droga. Incluso aparecieron 137 cajetillas de tabaco vacías en las que, según al fiscal, se introducían las barras de hachís. En total, la policía aprehendió 1.361 gramos de resina de cannabis, valorados en 6.030 euros, y 1.663 gramos de planta de cannabis seca.
Testigos y dos de los acusados coincidieron en asegurar que en la vivienda de la Rampa de Sas, en la que llegaron a vivir hasta nueve personas, los hermanos eran los encargados de cuidar las plantas. Todos los letrados plantearon la prescripción del delito por el tiempo transcurrido, ya que 'no se practicó ninguna diligencia de instrucción sustancial en tres años'. Por lo visto, una parte del expediente desapareció y hubo que reconstruirlo.
