Estudiante de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos)

Antonio López Rivera: “Mi sueño es volver a Ourense con un gran proyecto aeroespacial"

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Antonio López Rivera (Ourense, 1999) pertenece a la sociedad universitaria de cohetes más grande del mundo: DARE. El ourensano es uno de los 60 chavales que desde la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos) sueñan con convertirse en los primeros estudiantes de Aeroespacial que logran superar la línea de Karman–límite entre la atmósfera terrestre y el espacio, a 100 kilómetros de altitud–, con un cohete diseñado por ellos mismos. 

¿Qué hace un ourensano en Delft? ¿Siempre quiso ser ingeniero aeroespacial?

Desde pequeño me gustaban las cosas técnicas. Luego tuve inspiraciones como piloto, médico… Como todos los niños. Empecé Aeronáutica en Madrid y decidí que me gustaba la disciplina. Cuando tuve la oportunidad de venirme a Delft, arriesgué. Me siento afortunado de haber tomado la decisión.

¿Qué es Stratos IV y a qué aspira?

En 2009 fue lanzado por Delft el cohete Stratos I a 12,5 kilómetros de altura y fue campeón del récord de altitud de un cohete lanzado por estudiantes. En 2015, Stratos II llegó a 21,5 kilómetros y superó el anterior récord. En 2018, Stratos III tuvo una anomalía en el vuelo y no rompió el récord. Después se creó un equipo nuevo para el Stratos IV. Somos 60 personas y en los últimos dos años el trabajo ha consistito en construir el primer cohete hecho por estudiantes que sea capaz de llegar a 100 kilómetros de altitud y ser los primeros estudiantes de la historia en poder hacer eso. 

Es destacable el protagonismo y el liderazgo del estudiante en Holanda. ¿No?

Sí. Ya desde el principio, la orientación de la carrera es muy práctica. En los primeros días te meten en la realidad de que todo funciona por proyectos e iniciativas que tienes que tener como ingeniero. Una cosa muy particular es que hay un centro de equipos de estudiantes que si tienen proyectos con objetivos y posibilidades, pueden conseguir financiación. Es lo que hizo DARE en 2001, se juntaron un grupo de estudiantes para aplicar los conocimientos de cohetería y creció hasta el punto de que hoy somos una asociación de 210 personas. Es un entorno increíble, estoy muy contento de participar en esto. 

Empieza Selectividad. ¿Algún consejo desde la experiencia?

La gran dificultad es esa impresión de que es la última decisión más importante de tu vida. Ese 11 y medio no determina tu vida. Venir a Delft lo vi por mi cuenta, el proceso de admisión no es tan estricto con las notas, te hacen su propio examen. Es importante hacerlo bien y si la sigues la consigues.

¿Dónde se ve en unos años? ¿Qué le gustaría conseguir?

Lo que más me interesa ahora mismo, aparte del cohete, es la robótica. Voy a dedicarme seis meses a estudiar solo robótica. El proyecto de fin de año son estudiantes que se juntan y hacen un estudio sobre un tema, van a un jurado con representantes de la industria europea. Escogen al mejor, pero los notables también tienen posibilidad de financiación. Un sueño sería ganar esa competición con compañeros y volver a España, iniciar algún tipo de desarrollo, en Ourense mismo hay bastante actividad. Estaría encantado de poder tomar el conocimiento aquí y con suerte tener financiación y llevar un buen proyecto a un sitio como Ourense donde hay actividad.

¿Le interesan los drones, sector en auge en Ourense?

Sí, empiezo un proyecto nuevo en la sociedad con un amigo y una parte importante es de drones. 

¿Por qué es tan importante la Aeronáutica?

La capacidad tecnológica que le da a una empresa, la capacidad de desarrollo de tus propias ideas, es muy fuerte. Solo después de dos años, mis compañeros y yo podemos hacer muchas más cosas. Eso es especial en nuestra carrera. Es una carrera difícil y asumir cierta complejidad te da fuerza. 

Le gustaría volver cuando se forme. ¿Tiene esa sensación de la fuga de talentos?

En mi caso es verdad. Pero cada vez la vuelta es más que un deseo, es una posibilidad. Las industrias aeronáuticas son mas fuertes. En Ourense ya se ve que hay una facultad e industria. La inversión por parte de universidades, gobierno y fundaciones privadas en educación y proyectos técnicos es fundamental para recuperar el talento que ahora tenemos en Europa y el resto del mundo. Ourense en particular y Galicia en general comienzan a brillar precisamente por eso, dando esperanza de cara al futuro como ingeniero. Como representante de DARE, sería un honor participar de esta revolución colaborando con la universidad y empresas de la región. 

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