El arduo propósito de llegar sobrio al final del día

Reunión del Grupo de 24 horas de Alcohólicos Anónimos este fin de semana. (Foto: JOSÉ PAZ)
El Grupo 24 horas de Alcohólicos Anónimos de Ourense fue el primero de Europa en constituirse y estos días se suma al 75 aniversario de una organización fundada en Estados Unidos.
Nunca se podrá eliminar el uso de alcohol –intuía Upton Sinclair– mientras no exista una realidad de la que la gente no quiera huir. Pero cuando la gente se detiene, cansada de refugiarse en la botella, ha de haber un pasamanos en el que sostenerse. O un teléfono que marcar. Ese final que el individuo pone a su huida puede llegar a las tres de la tarde, a las once de la noche, a las cuatro de la mañana. Tocar fondo no tiene horario de oficina. La caída al abismo no se prevé, se cae y ya está. Por esa razón nacieron los Grupos 24 horas de Alcohólicos Anónimos (AA), alternativa a la organización convencional, que celebra una media de dos reuniones semanales.

El de Ourense apareció hace nueve años, fundado por un alcohólico llegado de México, y en ese momento, fue 'el primero de Europa en constituirse como un servicio abierto todas las horas de los 365 días del año', relata José Antonio. La marca Alcohólicos Anónimos (AA) cumple estos días 75 años de vida. Bill W. y el Doctor Bob, ambos enfermos alcohólicos, advirtieron que compartiendo sus experiencias dominaban el impulso de beber, y fundaron la primera agrupación en Akron (Ohio, Estados Unidos), el 10 de junio de 1935.

El 26 de junio el grupo de Ourense celebra su aniversario en el Liceo. 'Aquí no hay jefes. Todos los que estamos aquí somos enfermos alcohólicos. Yo nací con esta enfermedad, que es incurable, progresiva y mortal, aunque se manifestó a los 15 años', afirma Pilar, que recuerda que la organización se financia sin subvenciones, sólo con las aportaciones de los beneficiarios.


El objetivo primordial


La literatura de Alcohólicos Anónimos detalla 12 pasos para superar la adicción, y que se resumen en un objetivo primordial: mantenerse sobrio. Hacerlo cada día. Porque se vive así: a la vuelta de cada jornada. 'La terapia no es acumulativa', dice Pilar. Aun cuando puedan llevar años sin beber, al preguntarle por el tiempo que hacen que no prueba una gota, la respuesta es 'sólo por hoy. Mañana no sé. No hay tiempos'.

El grupo no tiene psicólogos ni psiquiatras, a menos que éstos sean también alcohólicos. El secreto es el conjunto. 'En él yo encontré explicaciones', señala Pilar. Cuando llegó, los médicos de daban un mes de vida. Han pasado varios años. José Antonio se pronuncia en el mismo sentido: 'Yo lo había intentado de mil maneras, pero todo me fallaba'. Hasta que llegó al grupo. 'El hecho de ver a mis compañeros, escucharlos, me recuerda que estoy enfermo y no estoy solo'. En alguna medida, él ha sido un privilegiado, porque estuvo a punto de perder su familia y su sustento, pero reaccionó a tiempo de salvar del naufragio lo más importante.

En los nueve años de vida que tiene el Grupo 24 horas de Ourense son centenares de personas las que han pasado por él. Actualmente, acuden unas 70 regularmente. Unos apenas superan los 20 años, otros tienen 50 o 60. La enfermedad irrumpe en cualquier fase de la vida. 'Todos tenemos un único síntoma: cuando empezamos a beber no podemos parar'.
Frente a quienes son capaces de 'salir y tomarse una cerveza y luego dejar de beber, nosotros nunca nos detenemos', advierte José Antonio.

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