El doctor ourensano cumple dos décadas como traumatólogo en el CHUO.
Juan Antonio Blanco es instructor del laboratorio de anatomía de Arthrex, una empresa europea y estadounidense con sede en Munich y Florida. Durante dos días, ayer y hoy, tuteló a médicos que empiezan y otros más veteranos a la hora de afrontar las nuevas técnicas de artroscopia en un laboratorio móvil que instalaron a la puerta del hospital.
¿Qué es lo que han hecho?
Hemos desarrollado un laboratorio de anatomía quirúrgica móvil. O sea, que lo puedes llevar a cualquier punto que necesites. El primer día nos hemos dedicado a hombro y rodilla, el segundo será para tobillo y muñeca.
¿Qué es una artroscopia?
Es un término que viene del latín, artros, que quiere decir articulación, y escopia, mirar dentro de. Hemos hecho dos incisiones, una para meter una cámara de vídeo con la que tener visión y una segunda para introducir el instrumental necesario para reparar las lesiones.
¿Qué se gana con esto?
No abres la articulación, con lo que ganas muchas cosas, acortas la estancia en el hospital, el postoperatorio es menos doloroso y la recuperación es mejor y más rápida.
Rodilla y hombro para empezar...
En la rodilla nos hemos centrado en la cirujía meniscal, en coserlo para no quitarlo. También los ligamentos cruzados, el anterior y posterior, o trasplante de cartílago. Y en el hombro, la inestabilidad y también suturar tendones.
Al margen de los conocimientos del médico, la confianza del paciente es fundamental, ¿no?
Desde luego, pero también la confianza del médico hacia el enfermo. La interacción tiene que ser por parte de los dos. Si el paciente es indisciplinado provoca un malestar en el médico.
Un cirujano no deja de ser una persona con sus problemas...
Hace tres o cuatro meses tuve alterada la tensión. Es curioso, al entrar al quirófano me desaparecían los síntomas. El cirujano tiene que estar concentrado, relajado, el paciente está por encima de todo.
