Ramón Fernández Álvarez, acusado de la muerte de la joven brasileña María do Socorro Silva en enero de 2009, se enfrenta a una petición de pena de 16 años de prisión por un delito de asesinato, y a año y medio por el delito de tenencia ilícita de armas.
El escrito de acusación del Ministerio Fiscal recoge que Ramón Fernández -que en una comparecencia ante el juzgado de Ribadavia el 16 de abril pasado reconoció los hechos que se le atribuyen- se puso por primera vez en contacto con María del Socorro Silva el 15 de enero de 2009 a través de un teléfono móvil cuyo titular era una amiga de la joven . Abocada al ejercicio de la prostitución, la víctima, de 26 años de edad, había puesto un anunció en una sección diaria de contactos, y el 10 de febrero volvió a recibir la llamada del acusado. Acordaron verse. Tras recogerla con su vehículo, la trasladó a su domicilio, en Rioboó (Cenlle). Después de mantener relaciones sexuales en una de las habitaciones, bajaron a la bodega. Allí, según el escrito de acusación pública, se produjo una discusión por la cantidad que el hombre debía pagar a la joven por los servicios sexuales. En ese momento, Ramón Fernández cogió una escopeta de caza con los cañones recortados. Estaba cargada con cartuchos semimetálicos (el encausado, pese a carecer de licencia, guardaba el arma desde septiembre de 2008). Disparó una primera vez sobre María del Socorro. Lo hizo a una distancia inferior a 1,5 metros. Le provocó una herida en la región submamaria izquierda que, no obstante, no le provocó la muerte, pero la tumbó en el suelo. A continuación, y a menor distancia que el primer disparo, descerrajó un segundo cartucho, esta vez en la nuca.
Una vez muerta, la envolvió en unos plásticos e introdujo el cadáver y la escopeta en su coche, para arrojarlos posteriormente al río Avia, a su paso por la localidad de Pazos de Arenteiro. El 26 de febrero la Guardia Civil encontró el cuerpo de la joven brasileña a dos metros de profundidad, en el embalse de Cabanelas (Carballiño). Un día después, en el tramo de río situado en el punto kilométrico de la OU-0414, encontraron debajo del agua la escopeta, cargada con dos cartuchos.
CONATOS SUICIDAS
Ramón Fernández, que ha intentado acabar con su vida estando en la prisión de Pereiro de Aguiar -en la que permanece desde el 27 de febrero de 2009- modificó en distintas ocasiones su versión de los hechos, llegando a inculpar a un vecino que llegó a declarar en calidad de imputado. En la primera toma declaración y, en la última, admitió su implicación. Entre medias, llegó a acusar a un vecino de haber acabado con la vida de María do Socorro. Ésta, nacida el 15 de enero de 1983, había llegado a España procedente de Brasil, tras conocer a un hombre por internet.
Pocos días después, tras mediar denuncias de maltrato físico, la joven abandonó su casa. Ella intentó ganarse la vida cuidando a personas mayores, y al no conseguirlo, se vio abocada a ejercer la prostitución.
Una vez muerta, la envolvió en unos plásticos e introdujo el cadáver y la escopeta en su coche, para arrojarlos posteriormente al río Avia, a su paso por la localidad de Pazos de Arenteiro. El 26 de febrero la Guardia Civil encontró el cuerpo de la joven brasileña a dos metros de profundidad, en el embalse de Cabanelas (Carballiño). Un día después, en el tramo de río situado en el punto kilométrico de la OU-0414, encontraron debajo del agua la escopeta, cargada con dos cartuchos.
CONATOS SUICIDAS
Ramón Fernández, que ha intentado acabar con su vida estando en la prisión de Pereiro de Aguiar -en la que permanece desde el 27 de febrero de 2009- modificó en distintas ocasiones su versión de los hechos, llegando a inculpar a un vecino que llegó a declarar en calidad de imputado. En la primera toma declaración y, en la última, admitió su implicación. Entre medias, llegó a acusar a un vecino de haber acabado con la vida de María do Socorro. Ésta, nacida el 15 de enero de 1983, había llegado a España procedente de Brasil, tras conocer a un hombre por internet.
Pocos días después, tras mediar denuncias de maltrato físico, la joven abandonó su casa. Ella intentó ganarse la vida cuidando a personas mayores, y al no conseguirlo, se vio abocada a ejercer la prostitución.
