EMPLEO FEMENINO

La asociación de empresarias sumó a 141 afiliadas en 30 años

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photo_camera Las empresarias ourensanas, durante el acto de celebración de sus 30 años de existencia.

El colectivo sigue luchando por la igualdad salarial, la conciliación familiar y acceder a puestos directivos

La Asociación de Mujeres Empresarias de Ourense (Ame) celebraba el pasado jueves sus 30 años de existencia con un acto en el que se homenajeó a sus sucesivas presidentas y contó con la participación de la responsable de la Fundación Eduardo Barreiros, Mariluz Barreiros.

A lo largo de esos 30 años se ha producido una importante evolución de la asociación, en primer lugar en cuanto a número de asociadas, ya que se ha pasado "de las nueve mujeres que conformaron la comisión gestora que fue el germen de la actual asociación , hasta las alrededor de 150 empresarias y profesionales que   componemos la asociación en la actualidad", explica Marisol Nóvoa, presidenta del colectivo.

Cuando se le pregunta por los principales problemas con los que se encuentran las mujeres para poner en marcha su proyecto, señala que sobre todo en cuanto a "la posibilidad de contar con posibles ayudas o subvenciones, qué gasto le puede suponer el proyecto, qué trámites tiene que seguir... Por eso se les pide siempre que hagan un plan de viabilidad antes de lanzarse a esa aventura; en todo caso, no son problemas distintos de los que pueden tener los hombres a la hora de emprender".

Hay, sin embargo, "temas importantes por los que sigue luchando el colectivo, como es el de la igualdad salarial en un mismo puesto de trabajo, el de la conciliación familiar y también el acceso a puestos de libre designación, que consideramos que si una mujer tiene la misma capacitación que un hombre, tiene el mismo derecho que él a ocupar esos puestos destacados". Eso sí, subraya que "las empresarias de Ourense, los problemas que tienen no son fruto de la discriminación por sexo, sino debidos a la crisis, que afecta a todos, hombres y mujeres.

Paula Feijóo: “Tienes que trabajar el doble y demostrar también el doble”

Paula Feijóo puso en marcha la empresa "Reymagodimetú SL"  que ofrece ayuda, vía página web, "para que los niños mejoren durante el año a través de una misión que les encomiendan". Señala que "en esta iniciativa empresarial no he notado discriminación, pero en mi labor como arquitecta está claro que tienes que trabajar el doble, demostrar el doble y conciliarlo con tu vida personal".

Cristina Tutor: “Mi mayor problema fue el de la financiación”

Cristina Tutor puso hace dos años en marcha "La Pepita Burger Bar" en Ourense. Antes trabajó en varias cadenas hoteleras por toda España. Lo más difícil "fue conseguir la financiación, tuve que encontrar gente que me apoyara". Aunque no tiene hijos, no duda en afirmar que "quizás nuestro mayor problema como mujeres empresarias o trabajadoras es la conciliación familiar".

Estrella Gazapo: “Mi primera empresa fue muy duro sacarla adelante”

Estrella Gazapo trabaja actualmente en SMI-LMI, pero hace muchos años creó, "con 28 años, otra empresa en el mundo de la formación". Esa primera empresa "fue muy duro sacarla adelante en un mundo de hombres, pero con un tesón muy grande y una ilusión muy grande lo conseguimos ".  Añade que, "como estamos en un mundo de hombres, tienes que animarte tú sola".

Alba Adá: “Con mi vida laboral, tener hijos sería imposible”

Alba Adá puso en marcha en 2013 su iniciativa Goal Comunicación, "dedicada a ayudar a las empresas a gestionar su imagen, sobre todo on-line". Lo que  más le costó al principio "fue el tema administrativo". Señala que su condición de mujer, tan sólo le ha afectado porque "choca ver a una chica joven invitando a cambios a un grupo de directivos, aunque en el ámbito de la comunicación digital no hay machismo". Sí que reconoce que "con mi vida, hoy en día, tener hijos sería imposible".

Pilar Touriño: “En los 80 era tan rara una mujer con maletín que giraban la cabeza”

Pilar Touriño puso en marcha en 1987 la Asesoría Oremco SL y recuerda que "en aquellos años era la única que trabajaba en Ourense como asesora y en las empresas me veían un poco como la hija de o la nieta de". Por otra parte, señala que "entonces  ver a una  mujer con el maletín por la calle chocaba y la gente giraba la cabeza al verte". En cuanto a la conciliación, reconoce que "a pesar del apoyo de mi marido, es cierto que veía menos a mi hija y eso afecta".

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