CRÓNICA A PIE DE CALLE

Atención al volante, y al paso

Ourense. 12-01-2015. Reportaje pasos de cebra. Gonzalo Moraga
photo_camera Dos ancianas cruzan en rojo en un paso de cebra de la ciudad.

En las calles confluyen dos actores: el peatón y el vehículo. A diario, ambos cometen infracciones en materia de circulación, desde cruzar un semáforo en rojo o circular a gran velocidad. Las distracciones son también muy frecuentes. 

Basta un cuarto de hora en un cruce de calles en hora punta para hacer un largo listado de infracciones que cometen tanto peatones como conductores. Los pasos de peatones y semáforos no son suficientes para evitar un atropello. Y en un gran porcentaje, los malos hábitos son los culpables de estos sucesos.

La intersección de la avenida Buenos Aires con Bedoya es el reflejo fiel de la situación. Y otras muchas. Un conductor hablando por el teléfono móvil, otra merendando, el que va pendiente de su bebé, el que aparca marcha atrás en pleno paso para los viandantes y un largo etcétera. Tampoco se libran los peatones: utilizar el móvil mientras se cruza por un paso de cebra, no cerciorar que el tráfico está parado o caminar con los auriculares. Precisamente, esto último, muy habitual entre los jóvenes, es una causa frecuente de encuentros entre coches y viandantes. Y es que, según varios estudios, cuando el peatón lleva más de un minuto escuchando música, se evade y pierde la noción.

"Mamá, está en rojo, no podemos pasar", alerta una niña de unos ocho años a su madre al borde de un paso de peatones. "Venga, que no vienen coches", contesta su progenitora. Falta educación vial. Y esto es un hecho. Cambiar de acera por un lugar no habilitado está multado con 80 euros. 200 euros por no respetar un semáforo. Pero ni por esas.

Ceder el paso deteniendo el coche en medio del paso de peatones. Cruzar entre vehículos en medio de un atasco. Iniciar el cruce en el paso de cebra y llevar una trayectoria diagonal de manera que el cebreado acaba quedando a más de tres metros. Suma y sigue.

Las 17,30 horas, salida de los niños del colegio Concepción Arenal. Se desata el caos. Pandillas cruzando en rojo y una madre esperando en la otra acera e instando al hijo a cruzar sin paso de peatones, otras estampas cotidianas. Pero no son solo los jóvenes los aventurados que desafían a la suerte. Personas de avanzada edad apoyándose de muletas o bastones cruzando con el semáforo intermitente tampoco se libran de una línea en el listado.

Quizás la solución venga dada por prestar más atención en la calle y, eso sí, respetar las normas de circulación.

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