Los autónomos se hunden y el empleo público llega a su máximo en 10 años

Cada vez hay menos autónomos, alcanzando la cifra más baja de toda la historia, mientras los trabajadores públicos se recuperan y marcan la cifra más alta de la última década. El declive demográfico ya hacía prever que la cifra de trabajadores autónomos se iba a desplomar, como había avanzado hace unos años el Colegio de Economistas, debido al fuerte envejecimiento de este sector y la cascada de jubilaciones. Pero la pandemia, y ahora el alza de materias primas y la inflación, lo han acelerado. La situación empieza a tomar tintes preocupantes, porque en España se ha alcanzado el máximo histórico de autónomos afiliados, y en Galicia la tendencia interanual es positiva, mientras la provincia ourensana registra mínimos históricos. El arranque de 2022 deja cifras para el análisis. En la provincia de Ourense hubo el pasado mes una media de 21.133 personas dadas de alta en el Registro de Trabajadores Autónomos, el número más bajo desde que hay registros. Por la otra parte, el Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas que se acaba de publicar esta misma semana con datos a julio de 2021 eleva a 19.609 el número de trabajadores públicos (tanto instituciones del Gobierno, como de la Xunta y entidades locales), la cifra más alta desde julio de 2011, hace una década, cuando comenzó el declive del funcionariado al ponerse coto a la reposición de personal en plena crisis económica. El ocaso del autónomo La tendencia parece no tener freno. Ourense tiene 2.000 autónomos menos que hace un lustro mientras en el conjunto de España han crecido en más de dos millones en este periodo. En enero hubo 21.133 autónomos en Ourense, récord negativo, frente a los 23.236 de hace un año o los 25.217 de hace un lustro. Mientras, Galicia alcanzó el pasado mes 207.983 autónomos, superando los 207.020 del año anterior. Y poner En España, con 3,3 millones de autónomo en enero, se superan en 200.000 los que había hace cinco años, inercia contraria a la registrada en Ourense. “Es preocupante”, reconoce David Martínez, presidente de la Asociación de Profesionales Autónomos de Ourense, que subraya que “lo peor es que la mayor bajada se da en el tramo entre 30 y 50 años, donde han salido hasta 250 personas en un año, casi 300, mientras que crecen los autónomos en la franja de 55 a 60 años, lo que hace pensar que es gente sin trabajo que se ha dado de alta para poder cobrar una mejor pensión más adelante”. Martínez cree que “es hora de sentarse y estudiar lo que ocurre”. Aunque él tiene claro que “tenemos un problema demográfico que ahora está empezando a notarse, por la cascada de jubilaciones, con una población envejecida, sobre todo en el comercio”. Y ya avanza que “el segundo semestre de 2022 será peor, ya que queda por ver el impacto de la devolución de los ICO, los ERTE…” Más de 12.000 empleados de la Xunta, casi 1.000 más en una década De los 19.609 trabajadores de las Administraciones Públicas en la provincia, la mayor parte desempeña funciones para la Xunta. Precisamente, el refuerzo de personal en educación y sanidad propició el alza de los últimos tiempos, lo que hizo ganar mil empleados públicos durante la pandemia, ya que había 18.691 trabajadores públicos en enero de 2020, antes del estallido del covid. Además, la tendencia al alza de este sector público se inició ya en 2018, desde el momento en que se empezó a abrir la mano para cubir las bajas por jubilación, prácticamente restringida desde el estallido de la anterior crisis económica. De los 19.609 empleados públicos, 12.164 están en la Xunta (casi mil más en una década), 4.857 en las entidades locales y 2.588 en el Estado. Envejecimiento, sin relevo y búsqueda de estabilidad Las causas de la caída de los autónomos pueden ser muy variadas. María del Carmen Sampayo, decana del Colegio de Economistas, señala que entre las causas está el tejido empresarial, con pequeñas empresas, que “ten menos capacidade financeira para aguantar esta pandemia”. También apunta a que muchos autónomos cotizaban por la base mínima y se dieron de bruces con la realidad al cobrar la prestación por cese “que facía imposible aguantar”. Y lo más específico, que los economistas ya habían alertado en un informe: “O comercio está moi envellecido, non hai relevo xeracional e está habendo moitas xubilacións, ao que se unen os alugueres altos e que os mozos non emprenden e prefiren un emprego público, pola estabilidade que xera. A pandemia propiciou que agora se priorice a estabilidade sobre calquera cousa”. David Martínez también señala que “hay gente de 40 y 50 años que está opositando por seguridad, ahora se están sacando muchas plazas tras años sin cubrir y hay muchas opciones”.