"Como somos muchos, en la campaña electoral nos dan mucho bombo, pero después no nos hacen ni caso", se quejan los emprendedores
¿Qué pueden tener en común una licenciada en Derecho que trabajó un tiempo como fiscal, una licenciada en Márketing y Dirección Comercial, un administrativo, un arquitecto y un diseñador gráfico? Otra pista. Si consiguen cogerse una semana de vacaciones, no sueltan el móvil y la agenda ni para ir al baño. Casi nunca enferman. Último dato. Ocupan bastantes minutos en los debates y grandes letras en los programas electorales, que no se creerán "hasta que los firmen ante notario y asuman las consecuencias" si no los cumplen. "Como somos muchos, en la campaña electoral nos dan mucho bombo, pero después no nos hacen ni caso", denuncian. Quizá haya acertado. Son autónomos, los héroes que mantienen en pie este país incluso cuando jarrean dificultades.
Paz Tilve, Rosa Álvarez, Marcos Manso, Rafael Rodríguez y Luis Miguel Suárez se sientan a la mesa para contar una historia que deberían tener en cuenta cualquier político que quiera dirigir el país en línea recta. "Cinco autónomos para formar un Gobierno", bromea Paz. Se ríen con la ocurrencia que se toma prestada para titular el reportaje porque ellos se baten el cobre a diario, a pesar de que hay meses que pierden dinero deslomándose. Paz Tilve es licenciada en Derecho, opositó a la judicatura, trabajó un tiempo de fiscal y las curvas de la vida la llevaron a alistarse en una zapatería con su padre. Lleva 15 años "dándolo todo" y es propietaria del comercio de calzado Tilve en Ourense y de Huella Lalín en el centro comercial de la capital del Deza.
Rosa Álvarez es licenciada en márketing, socia de la empresa familiar y autónoma desde hace diez años tras trabajar por cuenta ajena. Ahora ejerce de supervisora en Kobold, una empresa de limpieza e higiene que le permite echar una mano a su actividad y otra al cuidado de su hija de seis años. Marcos Manso ejerció de administrativo durante 16 años en una constructora ourensana que naufragó, pasó tres en el paro y su familia, sobre todo "el suegro", lo animó a montar un negocio. Lleva desde el 1 de marzo como autónomo y es propietario de Agro A Ponte, una tienda que despacha material y productos agrícolas con su mujer. Intentó poner a su 'empleada' en el régimen general de la Seguridad Social, pero la tuvo que hacer autónoma "por el hecho de ser familiar". "Es algo que no comprendemos. Claro que tiene que haber controles para que no existan trampas, pero no tendrían que prohibirlo", le apoya Rosa. Manso no se arrepiente del paso, pero reconoce que se vive con mejor y con menos incertidumbre trabajando para otro.
Autónomos por convicción son Rafael Rodríguez y Luis Miguel Suárez. El primero ejerció en un estudo de arquitectura pero desde 2006 se estableció por su cuenta cuando empezaron a hacerle encargos. Tiene dos hijos y lo prefiere "por la libertad de horarios, aunque después acabas trabajando sábados y domingos". "No tener jefes y conciliar la vida laboral y familiar" también llevaron a Luis Miguel Suárez a diseñar con pulso firme y centro de trabajo móvil. Puede cuidar a sus dos hijos, pero de vez en cuando lo zarandea el temor de sufrir una lesión en la mano derecha que le impediría continuar con su tarea de diseñador gráfico. "Si sucede, que al menos sea la izquierda", implora. "Tranquilo, los autónomos no enfermanos nunca", anima Rosa con retranca. Incluso se "obligan días de vacaciones por los niños", pero no más de 15 días.
Siguen la política con desencanto, no son capaces de decir a la primera los nombres de los candidatos por la provincia de Ourense, pero no dudan cuando se les pide detallar los principales problemas que sortean para seguir tirando del carro.El exceso de impuestos y tener menos derechos que un empleado por cuenta ajena es una queja que comparten. Rosa cuenta que cuando dio a luz no se pudo coger la baja por maternidad y cuando solicitó después la reducción de la cuota para cuidar a su hija se lo denegaron por haberse saltado un paso.
Mientras ellos abren la puerta cada mañana, la Administración se la atranca con la burocracia. "Si trabajas tú solo, intentas reducir costes llevando los papeles en vez de encargárselo a una gestoría, pero después te vienen con que te falta algún impreso. Yo noto falta de información en Hacienda", protesta Rodríguez. "Es horrible vivir con la incertidumbre de si lo estás haciendo bien", se suma Paz. La conversación se anima. "Yo procuro tener todo en regla, pero el otro día llegó un inspector y me dijo que las patatas de consumo y de siembra tienen que estar en habitaciones separadas. Me reprochó el desconocimiento de la normativa y cuando le pregunté dónde salía me respondió: 'En el DOG (Diario Oficial de Galicia)", cuenta Manso. Todos rompen a reír: "Sí, hay que abrir una hora tarde para aprender el DOG". "Lo lógico es que enviasen a las tiendas una circular con los cambios", sugiere Manso. Los autónomos protagonizaron el debate a cuatro.
"Siempre dicen que hay ayudas, pero después no hay nada. Yo me entero más por el boca a boca que por los organismos oficiales", explica Tilve. "Porque no te lees el DOG", le sueltan. "Si hasta para que un comercial pueda desgravar el IVA de una comida de trabajo casi tienes que hacerle una auditoría al cliente. Al final pasas porque quedas mal", prosigue Álvarez. Cinco autónomos para un pacto de Gobierno, algo que semeja difícil en el actual panorama político. "Los encerraba sin asesores como hacen en el Vaticano", zanja Suárez. Todos de acuerdo. n
