Alerta sanitaria | En primera persona

Autoservicio hasta para comprar un móvil

Entrar a comprar un móvil estos días y financiarlo puede llevar a que acabes tú mismo tomando las riendas de la tienda y haciendo las gestiones. Sin tocar, pues eso.

Sí, está de enhorabuena. En estos días de confinamiento, si su moderno móvil deja de cargar por ciencia infusa o un pequeño golpecito en la pantalla genera una inmensa mancha morada que parece una metástasis en estado avanzado, hay solución. Pero prepárese para caminar y, sobre todo, para vivir una de las más inusuales estampas que nos dejan estas jornadas con tintes bélicos.

Un servidor, el que les escribe, maneja habitualmente dos terminales, el personal y el de la empresa. Uno, que no es muy cuidadoso, pues acaba teniendo su merecido. En dos días, ambos aparatos dejaron de prestar servicio, por distintas adversidades de esta vida monacal a los que nos ha traído el tantas veces mencionado ya COVID-19. Sí, en casa pueden vivir uno aventuras de toda índole, créanme.

Tras recorrer varias tiendas Movistar guiado por Google Maps, casi todas cerradas, el final de la mañana me dirigió al Paseo, donde centralizan estos días sus servicios los chavales de la compañía telefónica, "seica". Ataviados con mascarillas, geles hidroalcohólicos y guantes, los trabajadores se afanan en ayudar lo que pueden a hacer la vida más fácil a la gente. Marcas de distancia, sillas bien separadas entre sí... Toda precaución parece poca en una ciudad "de riesgo" por lo avanzada que es la edad de sus población.

La operación para adquirir un nuevo teléfono –ya van tres en dos años– salió con éxito, ya les avanzo. Pero costó. Si estos días intenta repetir la operación que yo realicé ayer se sentirá empleado de la compañía por un día. Las precauciones no son pocas. En un inicio, mi intento de financiar la compra resultaba imposible. "Las directrices son claras, no podemos manipular su DNI ni nada que venga del exterior", apunta el atento y eficaz dependiente. Tras una ardua deliberación, decidieron darme parte de las riendas y, durante unos minutos, este hombre y yo intercambiamos nuestros roles. Tuve que enfrentarme a mis miedos frente a todo esto que suena a nuevo, me armé de valor, agarré el toro por los cuernos y acepté su propuesta: "Si quiere que esto salga adelante, tendrá que escanear el DNI usted mismo, ahora por ese lado, ahora por el otro, ahora tendrá que introducirlo en esa ranura, ahora tendrá usted que presionar ahí".

Volvieron a mi cabeza aquellos años mozos con la L bien grande en la parte de atrás del coche y mi padre vociferando en plena calle para conseguir que aparcase sin dejarme un faro en el intento. El atento dependiente consiguió que las ganas de no quedarme incomunicado en estos tiempo de trincheras pudieran a mi torpeza. Y sí, por 10 cómodos euros al mes tengo una financiación, que me he ganado más que nunca. Si quiere un móvil, recuerde, lo tendrá. Pero ármese de paciencia.

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