Las autovías reducen hasta un 33% el tiempo del viaje entre ciudad y villas

En el último cuarto de siglo, la conectividad por carretera en la provincia de Ourense ha ido experimentando sucesivas mejoras debido a la ejecución de tres autovías que han contribuido a vertebrar el territorio y a acercar a los vecinos de las principales cabeceras de comarca a la ciudad, permitiendo que las carreteras nacionales pasasen a ser un complemento y no la vía de referencia. Esa mejora en tiempos y seguridad de los viajes es algo que le niega sistemáticamente a la comarca de Valdeorras y a su capitalidad, O Barco, apartadas de una conexión del siglo XXI pese a las promesas de llevar adelante la A-76 desde hace casi 20 años, sin que hasta ahora se haya movido ni una piedra. La imposibilidad de recortar la duración de los desplazamientos con Ourense contrasta con el escenario en el que están el resto de principales concellos, que han visto como disponer de una autovía puede suponer reducir hasta un 33% el tiempo de los viajes con la ciudad de As Burgas. Un eje de desarrollo La primera autovía que se puso en servicio en la provincia tardó en llegar pero supuso un antes y un después en el día a día de los ourensanos. Fue en 1998 cuando se fueron poniendo en servicio los diferentes tramos de la A-52, clave en el desarrollo del sur de Galicia y que permitió, por ejemplo, que los tiempos de los desplazamientos entre Ourense y Verín se recortasen una tercera parte, como demuestra un análisis en cualquier buscador de rutas, que refleja que de seguir haciéndose este viaje por la N-525, se tardarían alrededor de 73 minutos, cuando por la A-52 el tiempo baja a apenas 49 minutos. Esa notable mejora de tiempos es resultado de la suma de contar con una vía de alta capacidad y una distancia superior a los 70 kilómetros entre ambas localidades, lo que es quizá el mejor ejemplo de lo que podría suponer para O Barco. Aunque el cambio más importante es en la relación entre Ourense y Verín, el resto de villas alrededor de la A-52 con Xinzo, Allariz y Ribadavia también notaron una mejora sustancial, con reducciones en los viajes entre el 15 y el 26%, evitando en los dos primeros casos la N-525, con la localidad antelana quedándose por ejemplo a media hora de la ciudad, y en el tercero la N-120. El segundo impulso Una década después de la construcción de la A-52, de competencia estatal, era la Xunta la que inauguraba el tramo entre esa infraestructura y Cea de la AG-53 y, pocos meses después su ramal AG-54 hacia Carballiño, lo que permitía dejar atrás el viaje desde Ourense a la villa del Arenteiro por la N-120 y la N-541, que se prolongaba más de media hora. Las nuevas autovías dejaban ambos municipios a poco más de 20 minutos de distancia, una reducción del 28%. Las últimas, por ahora El mapa de las vías de alta capacidad en Ourense, al que se suma el pequeño tramo de 12,7 kilómetros de la A-75 entre Verín y la frontera portuguesa, lo completó en 2013 otra autovía de titularidad autonómica, la AG-31, que partía del enlace de Gargantós en la A-52 y se prolongaba hasta las inmediaciones de Celanova, que quedaba así a unos 20 minutos en coche de la ciudad de Ourense y permitía dejar en un segundo plano la OU-540. Esta carretera autonómica sigue siendo necesaria para llegar, por ejemplo, hasta Bande y el resto de la Baixa Limia por la negativa a prorrogar la AG-31, pero esta comarca también se benefició de un recorte de tiempos de casi el 23%.