Las fuerzas de seguridad constatan un repunte en diciembre de los asaltos intimidatorios perpetrados por grupos organizados

Bandas violentas cometen 14 robos al mes en la provincia

La Guardia Civil acompaña a uno de los detenidos al juzgado. (Foto: JOSÉ PAZ)
La llegada del diciembre no sólo es sinónimo de frío y Navidad. Las fuerzas de seguridad de la provincia vienen constatando en los últimos dos años un pico en el incremento de los robos violentos, aquellos en los que los autores hacen uso de la intimidación para conseguir sus propósito, en las postrimerías de cada año. En la ciudad ya ocurrió en 2012, con un sucesión de atracos en cafeterías, pubs y en plena calle que trajo de cabeza a las policía nacional.
Entre enero y septiembre del pasado año, por ejemplo, hubo 119 robos con violencia e intimidación (una media de 13 al mes), a los que hubo que sumar los 71, a mayores, perpetrados en el último trimestre (24 al mes).

En cuanto a este último año, se contabilizaron 119 entre los dos primeros cuatrimestre, aunque, según calculan las fuerzas de seguridad, el año se cerrarán con aproximadamente medio centenar más. Lo que es lo mismo, una media de 14 atracos o asaltos al mes (algo menos que en 2012).

Los episodios más peligrosos del año que ahora acaba se sitúan precisamente en el mes de diciembre, todos ellos protagonizados por grupos organizados de al menos cuatro integrantes. La brutal paliza a un empresario en la madrugada del día 1 en el barrio de As Lagoas, junto a la iglesia de la Asunción, es un buen ejemplo. La víctima fue abordada cuando llegaba a su vivienda y, ya en el interior de la misma, recibió una paliza para que entregase el dinero y las joyas que había en la casa. Los autores, personas de nacionalidad sudamericana, aún no han sido detenidos.

Por contra, la policía desarticulaba la pasada semana la banda capitaneada por dos colombianos y otros dos vecinos de la ciudad (uno de ellos, el único que quedó en libertad, en calidad de cooperador). Los dos primeros aguardaron la llegada de una vecina de la avenida de la Universidad a la que abordaron al salir del ascensor y la obligaron a acceder al piso, en donde no había nadie.

Los atracadores tenían información personal de la víctima: el nombre de su compañero sentimental y su profesión (socio de una empresa), lo que denota que hubo un seguimiento previo. Además, sabían que había llegado al domicilio en un vehículo Nissan, a pesar de que los asaltantes la esperaban en el rellano del piso segundo, sin visión de la calle. Tras revolver la vivienda y no hallar lo que buscaban -'muchas joyas y dinero'- le ataron las manos con una brida y lo asaltantes salieron del domicilio. No sin antes cerrar la puerta con una llave que cogieron en la casa y que, una vez cerrada, introdujeron desde fuera por debajo de la puerta.

Te puede interesar