La caída del tráfico aéreo resta acierto a la previsión del tiempo

El pasado lunes los verinenses se quedaron impactados cuando un vendaval vespertino lo zarandeó todo. Hasta levantó el tejado de un céntrico edificio. Las previsiones de organismos como las que ofrece MeteoGalicia habían anunciado tormentas. Pero no precisaron el alcance. La meteorología es una ciencia imperfecta, que se nutre de ecuaciones y muchos datos que aportan herramientas como las estaciones en superficie, satélites, globos sonda lanzados de forma contada... Incluida una parte muy significativa de datos que procede del tráfico aéreo y naval, que se ha visto reducido considerablemente desde que se decretó el estado de alarma y se cerraron las fronteras. Los aviones que recorren todo el mundo llevan sensores de viento, humedad y temperatura, conectados a la superficie, que informan cómo está la parte alta de la atmósfera, lugares exclusivos, a unos 10.000 metros de altura. Pero, sobre todo, las previsiones patinan más al llegar la primavera. Es una de las épocas más inestables del año, destaca el físico Juan Taboada desde Meteogalicia. "Y el fallo en los pronósticos es algo bastante recurrente en esta época del año", recuerda. Por eso es tan complicado determinar si el cambio de armario será ya irreversible en Ourense. En las latitudes medias, los pronósticos estacionales, que hacen dos grandes centros a nivel mundial, "tienen una fiabilidad muy baja", advierte Taboada. "Aquí las masas de aire se mueven muy rápido y los cambios pueden ser bastante fuertes en una o dos semanas", apostilla. Los aviones llevan sensores que recogen "una parte significativa de datos" sobre cómo está la atmósfera Hacer una previsión meteorológica -aclara- "es un problema de condiciones iniciales"-presión, temperatura, viento, humedad-. Es decir, ver cómo está la atmósfera en este momento y con ecuaciones no lineales proyectar cómo se moverán los anticiclones o las borrascas. "Y eso se puede hacer a dos, tres o cuatro días", apostilla. Los dos grandes centros - UE y EE.UU- apuntan hacia una "primavera bastante normal" , o lo que es lo mismo, con "cambios bruscos": días de verano como el del pasado domingo en la ciudad (se llegó a los 32 grados), un poco más avanzado mayo, pero también con coletazos del invierno. Radiación solar Además, borrascas y anticiclones tienen sus propias preferencias. El hemisferio norte, a partir de mayo, empieza a recibir más radiación solar y los anticiclones se alimentan de aire cálido. Por contra, "a las borrascas les gusta el aire frío y este último se queda más confinado cerca de las zonas polares, por lo que las posibilidades de que nos afecten disminuyen según va avanzando la primavera", explica el científico de Meteogalicia. Y cuando la situación es muy cambiante, los meteorólogos solo pueden aspirar a apuntes generales. "En esta época vemos que la propia variabilidad hace que sea muy difícil pronosticar porque son fenómenos tormentosos con lluvias convectivas (se producen cuando choca el aire cálido que sube porque pesa poco con el aire frío el altura) que hace que caiga un chubasco enorme en Ourense capital y en Allariz, por contra, no cae ni gota pese a que pronosticaste tormenta, por lo que en condiciones inseguras lo máximo que podemos aspirar es a dar una idea general", asegura este experto. Es muy fiable -añade- a escalas grandes pero se va perdiendo eficacia al entrar en detalle. Sin olvidar, enfatiza, "que la naturaleza impone límites ". Y que la meteorología no es una ciencia exacta pese a que ahora hay ordenadores y equipos de físicos en vez de geógrafos como hace años: "Las ecuaciones no se resuelven analíticamente sino por aproximación y ahí ya estamos introduciendo un error".