EN LA CIUDAD | BOTELLÓN

Caos en la Alameda de la ciudad ante la inacción de las administraciones

El céntrico emplazamiento se llena frecuentemente de suciedad, con el botellón celebrándose sin problemas y causando peleas y vandalismo

El caos en la Alameda del Concello va camino de cronificarse sin que las administraciones públicas (Concello o Subdelegación del Gobierno, entre otras) hagan nada por impedirlo. El céntrico emplazamiento, a escasos metros de la Praza Maior y del corazón de la ciudad, parece en innumerables ocasiones más un vertedero que otra cosa, una situación que se agrava los días en los que los jóvenes toman, sin problemas ni actuación de los agentes de la Policía Local, la zona para la práctica del botellón, como en la noche del martes al miércoles, coincidiendo con la festividad del Samaín.

La Alameda amanecía ayer convertida en un estercolero, con bolsas de plástico, vasos, botellas y todo tipo de porquería sin recoger y ofreciendo una estampa más propia de una zona deshabitada e inhóspita, lejos de lo que debería ser. A mayores, son habituales en estas jornadas de jolgorio al aire libre que se produzcan peleas y destrozos del mobiliario urbano instalada en la plaza, como en bancos o jardineras. En esas disputas, suele suceder también que algunos jóvenes arrojen botellas, vasos o incluso castañas desde la parte inferior a la rúa Tras Alameda, con el consiguiente riesgo.

No se libran tampoco de los efectos el parque infantil, donde pocas horas después los niños quieren jugar y sufren el riesgo de cortarse, o las calles aledañas (Parada Justel, por ejemplo), que se convierten en el lugar escogido por los practicantes del botellón para miccionar o vomitar. Cualquier vecino que se diese ayer una vuelta por la mañana lo podía comprobar, con esquinas llenas de vómito u orina.

Ante todo esto, se echa en falta más mano dura desde el Concello y la Policía Local, incapaces de atajar la problemática del botellón. En este sentido, Ourense no ha seguido los pasos del resto de ciudades gallegas, que sí han tomado cartas en el asunto para tratar de minimizar que se beba alcohol en la vía pública durante los últimos años. Sin embargo, en la localidad ourensana, se sigue sin una ordenanza para atajar estas situaciones.

No solo las responsabilidades son municipales, sino también de la Subdelegación del Gobierno, ya que la Alameda es el lugar escogido por algunas personas que se dedican al trapicheo de droga, una situación en la que debe intervenir la Policía Nacional. Hace unos meses, desde esta administración aseguraban que la Alameda era "una zona prioritaria".

Además, los vecinos y turistas que acudan a la Alameda sufren también desde hace meses las incomodidades de la obra de la plaza de abastos provisional, cuyo plazo de ejecución se ha alargado dos meses. Las vallas que protegen la actuación se han convertido en el lienzo para los grafiteros y en algunas zonas comienzan a ser destrozadas.

Asimismo, se han sucedido las últimas semanas los cortes de luz nocturnos y los problemas con la red semafórica que regula el paso de peatones entre Alameda y Bispo Cesáreo. n

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