La caridad no cierra

Si "La caridad no cierra" es el leitmotiv de Cáritas, bien puede hacerse extensivo a otras entidades benéficas como Cruz Roja, Banco de Alimentos o Rotary Club, que en Ourense estuvieron al lado del ciudadano desde el minuto uno de la pandemia causada por el coronavirus y lo siguen estando al día de hoy, en una situación de las más críticas tanto a nivel sanitario como económico que haya padecido la población. "Tuvimos que adaptarnos en tan solo 15 días para triplicar las raciones de comida que damos en nuestro comedor", asevera la directora de Cáritas, María Tabarés Domínguez, en alusión a los inicios del covid en el mes de marzo, al tiempo que muestra su preocupación por el presente y por el futuro inmediato: "Vivimos en una real incertidumbre porque no sabemos qué va a pasar con la economía". "El hecho de triplicar nuestra capacidad supuso la reorganización de todos los recursos de Cáritas en tiempo récord y dar el mil por mil mientras la gente era obligada a quedarse en casa. Tuvimos que asistir a partir de entonces a gente que no estaba acostumbrada a esta situación; si ya no es agradable acudir a un comedor lo es doblemente difícil bajo el riesgo del virus", alega la responsable de una entidad que a través de su red parroquial no cuenta solo con un comedor social sino también con un programa de mayores y otro de acogida de mujeres. "Tuvimos que asistir mayormente a gente en situación de ERTE, a gente que no había cobrado el ERTE y a gente que, por pertenecer a la economía sumergida, se había quedado sin recursos. Es muy dura la situación de la pandemia porque no es lo mismo pasar el confinamiento en una casa con piscina que en la calle y sin comida", agrega la misma Tabarés Domínguez, además de asegurar que "es muy difícil hacer una predicción sobre lo que va a pasar pero lo que está claro es que la situación no se ha normalizado ni se va a normalizar a corto plazo porque es de gravedad". Al igual que en Cáritas, en Cruz Roja tocó ocuparse en esta pandemia de gente que nunca antes había tenido necesidad de acercarse a la entidad, según su portavoz, Ángela Ramallo Varela. "La particularidad es que estamos trabajando con gente que nunca había venido a Cruz Roja y ahora se encuentra en situación de vulnerabilidad. Por eso vamos a extender el Plan Responde hasta el mes de diciembre, adaptándonos a las necesidades de la población, ahora atendiendo en forma personal y ya no telemática y con apoyo psicosocial –afirma-. La mejora del acceso al empleo es una de las prioridades en esta fase ya que se están incrementando las necesidades vinculadas con la pérdida de trabajo. Por ello, Cruz Roja se está volcando también en acciones de información, orientación y capacitación, además de mantener las ayudas básicas como el reparto de alimentos". Justo la provisión de alimentos es la prioridad de las entidades benéficas dada la situación de emergencia económica causada por la pandemia. En el caso del Rotary Club, según su presidente, José Carlos Martínez Pedrayo, no hubo duda alguna al momento de decidir la donación del actual 2020. "Hace ya dos años que organizamos un campeonato de golf con fines benéficos y este año era evidente que teníamos que colaborar con el Banco de Alimentos, dada la grave situación económica por la que atraviesan tantas familias", rememora el directivo sobre el certamen realizado en el mes de junio cuya recaudación fue donada al ente que encara uno de los momentos más complejos en su historia. Desde un almacén en plena ciudad de Ourense y otra en el Polígono de Pereiro de Aguiar, el Banco de Alimentos abastece tanto a familias particulares como a organismos adscritos, tales como Cáritas, Cruz Roja o residencias de mayores. Pero es la pescadilla que se muerde la cola. La gran demanda provoca desabastecimiento y el incremento de los contagios hace que los voluntarios en situación de riesgo por edad o patologías preexistentes dejen de colaborar. Y, así, vuelve a crecer el número de personas carentes de ayuda.