Carmen Vispo es una de las ourensanas que está aprendiendo ahora, ya que de pequeña no pudo
Para Carmen, que tampoco pudo ir al colegio cuando era niña, las clases son una terapia.
“Llevo desde el 2014 viniendo y ahora me quedé viuda, me vienen bien porque así no estoy en casa todo el tiempo. Me visto, me arreglo… Si no, la mitad de las veces me quedaría en casa”.
Reconoce que al principio “era todo complicado, pero ahora ya va siendo todo más fácil y las aulas son como una familia, estoy muy contenta”.