Casi la mitad de la producción se vende ya fuera de Ourense

A pesar de que la cabaña ganadera de la provincia hace décadas que presenta una gráfica en descenso, algunas industrias auxiliares del sector la presentan en ascenso. Es el caso de la muy ourensana firma Cárnicas Milucho. “La carne del Milucho es la más conocida”, dice con orgullo Emilio González, copropietario de la empresa junto a su hermano Ángel Manuel. Ambos han recogido el testigo del fundador de la empresa, su padre, Emilio González Montouto, que en el año 1958 funda una pequeña carnicería en la plaza de abastos número uno.
Con su esposa Etelvina Iglesias cimentan una empresa familiar que hoy tiene ya el carácter de un grupo empresarial de entidad y que se encuentra dividido en tres sociedades limitadas: Cárnicas Milucho e Hijos emplea a 20 personas y ha facturado en el último ejercicio 2,6 millones de euros; Industrias Cárnicas Milucho tiene un único empleado pero desde comienzos de año sus ventas se han elevado a 221.581 euros y, por último, Matadero de Orense cuenta con 16 trabajadores y el volumen de negocio es de 684.868 euros. Es decir, entre las tres sociedades superan los 3,5 millones en facturación bruta y dan trabajo a 37 personas.
Obviamente, para llegar a esas cifras hace falta vender en lugares distintos al mostrador propiamente dicho. Sus instalaciones en la plaza de abastos y la sala de despiece de Barra de Miño trabajan a pleno rendimiento para surtir de productos cárnicos a una clientela de particulares, pero también de colegios, hospitales o establecimientos hosteleros. Un 35% de las ventas se producen al cliente minorista y el 65% restante a los grandes clientes.
Para mantener estas cifras y el nivel de crecimiento, aun en plena crisis, “el secreto está en mantener la calidad y apostar por unos precios muy competitivos, pero también en tener unas instalaciones de altísimo nivel en la sala de despiece de Barra de Miño, con las mejores condiciones higiénico sanitarias”, destaca Emilio González.

Camiones hasta valencia
Según datos de la empresa, las ventas fuera de Ourense casi igualan a las que se producen en la provincia. Un 40% de los productos cárnicos despachados tienen como destino el resto de Galicia, “incluso Alicante o Valencia”, según la propiedad. A diario “salen uno o dos camiones para las otras provincias gallegas” para surtir a sus clientes, según detalla Emilio González, que apostilla que “somos muy conocidos en toda Galicia por la calidad de nuestros cabritos”. La empresa se nutre fundamentalmente de la Denominación de Origen Ternera Gallega “en un 90%” mientras que otros productos como los corderos provienen de explotaciones ganaderas de la provincia. Sin embargo, “el cabrito viene de Andalucía o de Plasencia porque aquí hay muy poco”, lamenta Emilio González.

La plaza
La plaza de abastos está prendida en el ADN de la empresa familiar desde que el fundador empezase “en un puesto de unos tres metros cuadrados” a la entrada del edificio principal. A pesar de que las instalaciones del mercado son el paradigma de la abulia institucional que sigue incapaz de modernizar el recinto, los responsables de la empresa cárnica no cambian su puesto “por ningún bajo que haya en cualquier otro sitio de la ciudad”. Cuando menos ese es el análisis que rubrica Ángel Manuel González, el otro copropietario. “Trabajar aquí es muy duro, hace mucho frio en el invierno, los horarios son extremos pero esto es como una droga y la plaza no la cambio por nada”, añade.
Valora la cercanía con el público “y el trato personalizado con todo el mundo” a la hora de explicar la estrategia de venta de una empresa que transmite aires de fortaleza y que tiene en su carácter familiar una de sus ventajas. Por lo menos eso subraya Ángel Manuel: “Esta es una empresa muy participativa, con las tareas muy bien repartidas, funcionamos como una sociedad pero solucionamos los problemas como una familia”.

El próximo reto será lanzar un canal de ventas por internet
La venta de artículos a través de la Red no es un fenómeno nuevo, pero es incipiente para la mayoría de los negocios. Los resultados, aun tímidos, auguran un margen de crecimiento importante. Los responsables de Cárnicas Milucho quieren jugar esas bazas. Emilio González presidió hasta hace unos meses el Centro Comercial Abierto del centro de la ciudad, una agrupación que lanzó “Entretiendas” un portal de Internet para vender excedentes. Aquella experiencia le animó y advierte que “en un año” podría estar funcionando un canal de venta on line de los productos de su carnicería. De momento el proyecto está en fase de análisis técnico. De todos modos, su empresa está ya en un proceso similar porque “vendemos a domicilio a través del teléfono y desde hace unos meses sin límite de cantidad”, según González. Es decir, el reparto atiende cualquier lugar de la ciudad independiente de la cuantía del pedido.
Este pasa por ser uno de los retos principales de la empresa cárnica que mantiene en Barra de Miño una de sus principales bases de servicios. Allí se procesan carnes de ternera, cerdo, hay una sala de despiece de pollos y una pequeña fábrica de embutidos. Toda su actividad está acreditada con la certificación ISO 9001, uno de los marchamos que auditan la calidad de todos los procesos que intervienen en la actividad de una empresa.

Te puede interesar